La poesía española posterior a 1936 resumen y tema

 


 

La poesía española posterior a 1936 resumen y tema

 

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La poesía española posterior a 1936 resumen y tema

 

TEMA : LA POESÍA ESPAÑOLA POSTERIOR A 1936:

     TENDENCIAS, RASGOS PRINCIPALES, AUTORES Y OBRAS MÁS SIGNIFICATIVAS

 

INTRODUCCIÓN: PANORAMA DE LA POESÍA ESPAÑOLA DE POSGUERRA

 

El fin de la Guerra Civil da comienzo a la dictadura y a una dura posguerra marcada por la pobreza, la censura – que nos mantiene aislados y hace que la cultura permanezca ajena a la europea – y el exilio de muchos intelectuales. Por ello, a partir de los años cuarenta la poesía lírica se encuentra con un panorama de silencio, dolor y muerte impuestos por un conflicto que había durado tres años. Difícil era entonces asumir el papel de poeta en un país destrozado, tanto material como espiritualmente. Algunos poetas de la Generación del 98 y del 27 estaban muertos (Unamuno, Machado, Lorca), otros expatriados (Guillén, Alberti, Cernuda, Salinas...) y otros en un ambiente poco propicio (Dámaso Alonso, Aleixandre...). El campo de la lírica quedaba así yermo.

 

  1. LA VOZ PERSONAL DE MIGUEL HERNÁNDEZ.

 

Miguel Hernández (Orihuela, Alicante, 1910), poeta del amor, del dolor y del pueblo, ha sido considerado “genial epígono” de la Generación del 27, a cuyos poetas admiró y con los que comparte la magistral combinación de tradición y modernidad, y es, a la vez, punto de referencia insoslayable para la poesía “humanizada” de posguerra. Es, por ello, una figura de anclaje entre las generaciones del 27 y el 36.

 

Su estilo poético se caracteriza por la forma auténtica y apasionada de expresar su mundo humano y doméstico, lo cual lo aleja de la frialdad de la vanguardia; destacan, además, la originalidad de sus metáforas, creadas a partir de un lenguaje inmediato y familiar, y el dominio de la métrica tradicional (sonetos, octavas reales, romances, serventesios, etcétera). En cuanto al contenido, su poesía gira en torno a temas universales: la vida y su manifestación suprema, el amor; la muerte, siempre al acecho; el compromiso político y la lucha por la justicia social. La evolución de su obra, que en algunos momentos coincide con la de la Generación del 27, puede dividirse en varias etapas ligadas a la biografía del autor:

 

  • Primera época: tras algunos poemas poco relevantes, publica una primera obra de estilo gongorino, Perito en Lunas (1934), escrita en octavas reales, influida por el 27 y en la que se mezclan metáforas tradicionales e imágenes vanguardistas. Con El rayo que no cesa (1936) inicia su madurez artística. En esta obra sobresalen los sonetos; el autor se muestra sucesivamente enamorado, ilusionado y desdeñado por la amada. Aparecen también otros temas, como el destino y la muerte, destacados en la impresionante “Elegía a Ramón Sijé”.

 

  • Segunda etapa: con la guerra, su compromiso político queda plasmado en Viento del pueblo (1937), en el que la poesía de combate, escrita con un lenguaje directo y propagandístico, convive con la preocupación social en poemas como “El niño yuntero”. En esta etapa combina el verso libre y la métrica tradicional. Con El hombre acecha (1939)  hace referencia a su desencanto ante la tragedia de la guerra y el sentimiento de haber sido vencido.

 

  • Tercera etapa: a ella corresponden los poemarios escritos en prisión. El Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) supone la cima poética del autor, donde va desgranando temas como el amor, la libertad y la difícil situación de su familia, con un lenguaje intenso y depurado que se apoya en estrofas muy breves. Su dramática situación personal y la cercanía de la muerte dotan a esta obra de fuerza y autenticidad.

 

  1. LOS POETAS DEL EXILIO

 

Siguieron caminos diversos, pero en su producción sobresale el tema de España, como ocurre en la obra de León Felipe (1884-1968), poeta de difícil adscripción entre las tendencias de preguerra. En sus poemarios (“Versos y oraciones de caminante” (1920-1929), “Drop a star” (1933), “El español del éxodo y del llanto” (1939), etc.), desarrolla temas como la condición humana, la injusticia, el desorden, la rebeldía contra la historia, etc. Además de Felipe, continúan su obra en el exilio poetas de generaciones anteriores como Juan Ramón Jiménez, Cernuda, Guillén, Salinas, Alberti, Prados o Altolaguirre.

 

  1. LA POESÍA EN LOS AÑOS CUARENTA.

 

Las primeras corrientes poéticas de posguerra, que muestran su preocupación por los temas humanos, se fragmentarán en dos tendencias fundamentales: la poesía arraigada y la poesía desarraigada. Estos nombres, asignados por Dámaso Alonso, implican dos maneras distintas de analizar y vivir el momento histórico.

 

            3.1. La poesía arraigada

 

A esta corriente pertenecen casi todos los autores de la Generación del 36 que permanecieron en España y que se identifican con el régimen franquista, aunque posteriormente se distancien de él. Estos poetas, nacidos en torno a 1910, estuvieron vinculados a las revistas Garcilaso y Escorial, dirigidas respectivamente por José García Nieto y Dionisio Ridruejo. En la primera se publicaban poemas de corte tradicional, con Garcilaso de la Vega como símbolo del equilibrio y recuperación de los valores del imperio español.

 

Las características principales de esta corriente son:

 

  • Una visión del mundo distanciada de la realidad cotidiana del país. Los poetas se cobijan en una existencia agradable y ordenada que vuelve la vista a lo doméstico y familiar, al paisaje, al amor, a las cosas bellas...

 

  • Una religiosidad armónica en la que Dios, como elemento fundamental de orden, les aporta serenidad y confianza.

 

  • La utilización de una métrica clásica que refleja ese espíritu equilibrado; por ello van a retomar estrofas y composiciones clásicas, sobre todo el soneto. Posteriormente, la mayoría de ellos utilizará el verso libre.

 

Los poetas “arraigados” son Luis Rosales, cuya obra “La casa encendida”, de 1949) ha sido considerada una de las mejores de nuestra lírica; Leopoldo Panero (“Escrito a cada instante”, 1949), Luis Felipe Vivanco (“Continuación a la vida”, 1949) o Dionisio Ridruejo (“En la soledad del tiempo”, 1944).

 

 

3.2. La poesía desarraigada

 

Opuesta a la corriente anterior, tanto temática como formalmente, la poesía desarraigada cultiva una línea existencialista, que expresa la desorientación y el caos de la vida humana. La influencia de Miguel Hernández en esta tendencia se hace notar. Estos poetas se reúnen en torno a una serie de revistas, de las cuales la más destacada es Espadaña, dirigida por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora.  Características principales de esta tendencia son:

 

  • Un sentimiento de angustia y desesperación ante las circunstancias; la idea de haber sido arrojados a un mundo absurdo produce en ellos un vacío difícil de llenar. Dios no es ya un símbolo de equilibrio y serenidad, sino la única posibilidad de salvación del hombre, por lo que se dirigen a él increpándole y mostrándole el sufrimiento del mundo. Los temas muestran más apego a la realidad del momento: la muerte, la soledad, la violencia... La existencia se ve como una lucha con el medio o con el mundo interior.

 

  • El abandono del ámbito personal para dirigirse a los demás, en un intento de solidarizarse con los que sufren; esta idea sentará, años después, las bases de la poesía social.

 

  • El estilo deja de ser clásico y se torna desgarrado, casi violento; esto se refleja en la utilización de un lenguaje coloquial brusco y duro; la métrica tradicional se sustituye a veces por el verso libre y el versículo, que dejan mayor libertad para la manifestación de la angustia existencial.

 

A esta corriente pertenecen autores de diferentes épocas y procedencias: Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre (“Sombra del paraíso”, 1944), como representantes de la Generación del 27, junto a poetas más jóvenes como Gabriel Celaya (“Movimientos elementales”, 1947) y Blas de Otero (en poemas como “Hombre”), que evolucionarán posteriormente hacia la poesía social. Otros autores son: Carlos Bousoño, Eugenio de Nora, Ramón de Garciasol, Victoriano Crémer, José Luis Hidalgo o Josefina Rodríguez.

 

Cabe destacar, entre las obras que se publican, un poemario de Dámaso Alonso que lo identifica plenamente con esta corriente tras haber cultivado una poesía pura en su etapa anterior. Se trata de Hijos de la ira (1944),  libro que supone un grito terrible contra la injusticia y el sufrimiento humanos, en el que se pide a Dios que dé sentido a una vida dominada por el caos. El lenguaje es agresivo, con una combinación de símbolos y metáforas que configuran imágenes alucinantes. Poemas emblemáticos son “Mujer con alcuza”, que clama contra la injusticia y la suerte de los abandonados del mundo, o “Insomnio”, donde se ofrece la visión de un Madrid poblado de cadáveres reales y simbólicos en versículos que expresan una enorme desazón.

 

 

  1. LA POESÍA SOCIAL DE LOS AÑOS CINCUENTA.

 

A mediados de los años cincuenta surge un nuevo concepto de poesía, alejado tanto de la expresión de la intimidad de los poetas arraigados como de las angustias existenciales de los desarraigados. El poeta se convierte en un testigo de su época y utiliza su palabra para cambiar el mundo, tomando partido ante las circunstancias sociopolíticas españolas. Partiendo, pues, de la poesía “desarraigada” se ha pasado a la “poesía social”. Según Celaya, un poeta no puede ser neutral, por ello, los mismos que en la década anterior gritaron contra el dolor y manifestaron su angustia, a partir de 1950 denunciaron la marginación, el paro, la falta de libertad, y exigieron la justicia y la paz para España, una patria amada y rota que se convertiría en protagonista de sus versos: Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, José Hierro, Ramón de Garciasol, Celaya, Blas de Otero...

La publicación en 1955 de Cantos Iberos, de Gabriel Celaya, Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero marcará el comienzo de esta tendencia, que llega hasta los años sesenta. Las características de la poesía social son:

 

  • El distanciamiento de todo esteticismo mediante un lenguaje desnudo de recursos retóricos, a veces cercano al prosaísmo y al panfleto. Los poetas se dirigen “a la mayoría”, de ahí la pretensión de claridad y el tono coloquial. Por tanto, se valora más el contenido que el aspecto formal, si bien los grandes poetas aciertan a descubrir los valores poéticos de la lengua cotidiana.

 

  • El paso del yo (existencial, personal) al nosotros (social y colectivo) en un intento de crear una conciencia solidaria que proteste por la injusticia social.

 

  • El tema de España, tratado desde una perspectiva con tintes políticos. De ello pueden dar cuenta algunos títulos: Que trata de España (Otero), Tierras de España (Garciasol), Canto a España (José Hierro), Dios sobre España (Bousoño), etc.

 

  1. BLAS DE OTERO (1916-1979)

 

Su obra ofrece una evolución que va desde el desasosiego casi místico en sus libros más propiamente existencialistas, hasta la entrega de su vida y su obra por la paz del hombre y la justicia. Tras su primera obra, Cántico espiritual (1942), que recuerda poderosamente – y no sólo en el título – a San Juan de la Cruz, podemos distinguir en su obra tres etapas:

 

  • En su primera etapa, cultivó una poesía desarraigada y existencial, en la que utiliza un lenguaje tenso y violento, quebrado por continuos encabalgamientos que producen un ritmo muy marcado y original, sobre todo en los sonetos. Es una poesía, estremecedora por su tono desgarrado, que se centró en la búsqueda angustiosa de Dios, del amor y del sentido de la existencia humana, como se aprecia en “Ángel fieramente humano” (1950) y  “Redoble de conciencia” (1951). Los dos libros se publicaron posteriormente bajo el título de “Ancia”, obtenido de la combinación de los anteriores (Ángel...conciencia).

 

  • Se convirtió, más tarde, en una de las figuras más representativas de la poesía social. Se aleja de lo personal para volverse solidariamente hacia lo colectivo. Utiliza un lenguaje coloquial y sencillo, en un intento de llegar “a la inmensa mayoría” . A esta segunda etapa pertenecen obras como Pido la paz y la palabra (1955 ): Ahora ya no es Dios quien le importa, sino los hombres que desasosegadamente viven y mueren sin encontrar la paz para sus almas ni la felicidad para sus cuerpos. Pero el poeta, ante tanto sufrimiento, no se siente vencido: “Yo soy un hombre literalmente amado / por todas las desgracias – y gracias tan grande la esperanza”, nos dice en otro poema.

 

  • En lo que podríamos llamar tercera etapa, iniciada a mediados de los sesenta, intenta recuperar la palabra poética del prosaísmo en el que había caído. Retorna a lo íntimo y utiliza básicamente el verso libre, el versículo y algunos recursos del surrealismo. A esta etapa pertenecen Hojas de Madrid (1968-1979) y un libro en prosa, Historias fingidas y verdaderas, de voluntad experimentalista.

 

Son destacables en su lengua poética la sintaxis abrupta, los abundantes recursos fónicos (aliteraciones, paronomasias), las reiteraciones, el uso de antítesis y oxímoron, los juegos de palabras, el uso del léxico popular y, en particular, el uso transgresor del lenguaje literal.

 

  1. LA POESÍA EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA: GENERACIÓN DEL 50

 

Aunque la poesía social se prolonga en los años sesenta, ya en la década de los cincuenta habían aparecido poetas nuevos que representarán pronto su superación. Pese a que algunos compartan con los poetas sociales una visión crítica de la realidad y unas actitudes éticas comunes (como el sentido de la solidaridad), los diferencia el mayor esmero en el cuidado de las formas poéticas y el retorno a los temas eternos de la poesía.

 

Son los llamados “niños de la guerra”, que vivieron la contienda en su niñez o adolescencia, por lo que este tema estará también presente en su obra. Los nombres que se harán más notorios son los de Ángel González (1925), Jaime Gil de Biedma (1929-1990), José Ángel Valente (1929-2000), Francisco Brines (1932), Claudio Rodríguez (1934-1999). Éstos y otros (Carlos Barral, José María Valverde, Félix Grande, Caballero Bonald, J.Agustín Goytisolo, Carlos Sahagún, A.Gamoneda, Eladio Cabañero, etc.) han sido recogidos en ciertas antologías bajo el rótulo de Grupo poético o Promoción de los años 50. Tal denominación parece poco acertada porque, si bien comienzan a escribir en los cincuenta, su poesía marcará, sobre todo, la década siguiente, cuando alcanzarán su madurez creadora, coincidente con el agotamiento del realismo social.

 

No parece muy apropiado hablar de “grupo”: en nada se parecen el lenguaje cotidiano y directo de J.A.Goytisolo, el intelectual y simbolista de Valente o Gamoneda y el clasicista impregnado de surrealismo de Claudio Rodríguez. No obstante, es indudable que presentan rasgos comunes, indicio de que la poesía se orienta por nuevos derroteros. Se observan en ellos las siguientes características:

 

  • Una preocupación fundamental por el hombre, por los problemas éticos, sociales, existenciales e históricos que enlaza con el “humanismo existencial”, aunque en este caso huyen de todo tratamiento patético. “La finalidad de la poesía, como la de todo arte – señala Claudio Rodríguez – consiste en revelar al hombre aquello por lo cual es humano, con todas sus consecuencias”. Cabe señalar, en este sentido, el supremo magisterio de Antonio Machado, y la influencia de otros poetas como Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Leopoldo Panero o Luis Rosales.

 

  • Dan frecuentes muestras de inconformismo frente al mundo en que viven, pero cierto escepticismo los aleja de la poesía social. Lo propio de estos poetas es la creación y consolidación de una poesía de la experiencia personal.

 

  • De acuerdo con ello, sus temas se caracterizan, en buena parte, por un retorno a lo íntimo: el fluir del tiempo, la evocación nostálgica de la infancia, lo familiar, el amor y el erotismo, la exaltación de la amistad como valor supremo y universal... La anécdota realista es el punto de partida para exponer sus propias vivencias; no rehúyen la expresión directa de los sentimientos y comunican sin pudor su intimidad, a veces teñida de un escepticismo dolorido.

 

  • En cuanto al estilo, rechazan por igual el patetismo de la poesía desarraigada y el habitual prosaísmo de los poetas sociales. Muchos siguen fieles a un estilo conversacional, antirretórico, pero ello no debe ocultar una exigente labor de depuración y de concentración de la palabra. Sin embargo, no les tientan las experiencias vanguardistas: se quedan en un tono cálido, cordial, compensado con un frecuente empleo de la ironía. Normalmente hay ausencia de estrofas y rimas; prefieren una estructura “narrativa” en el poema, y usan mucho las reiteraciones y los paralelismos. Introducen el léxico urbano, con coloquialismos y prosaísmos de clara intención irónica.

 

De entre los títulos publicados por estos autores podemos destacar “Don de la ebriedad” (1953), de Claudio Rodríguez; “Salmos al viento” (1958), de J.A.Goytisolo; “La memoria y los signos” (1966), de J.A.Valente; “Tratado de urbanismo” (1967), de Ángel González; “Poemas póstumos” (1968), de Gil de Biedma.

 

 

  1. LA POESÍA EN LA DÉCADA DE LOS SETENTA: LOS NOVÍSIMOS.

 

El grupo de los Novísimos se da a conocer a través de la antología de J.M.Castellet “Nueve novísimos poetas españoles” (1970), título que da nombre a la generación. Son poetas novísimos Leopoldo María Panero, Pere Gimferrer, Manuel Vázquez Montalbán, Vicente Molina Foix, Ana María Moix, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez y Guillermo Carnero. A éstos habría que añadir otros como Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca o Luis Antonio de Villena, que participan de algunos de los rasgos de los Novísimos, si bien no siguen todos sus planteamientos estéticos. Otra fecha importante es 1966, año de publicación de Arde el mar, de Pere Gimferrer, libro que marca la ruptura con las poéticas anteriores.

 

Los Novísimos fueron presentados como un movimiento de ruptura vanguardista con la poesía social e indagador de un nuevo lenguaje que llegó al experimentalismo formal. No creían que la poesía pudiera cambiar la realidad y rechazaron conceptos tan extendidos como compromiso, testimonio y solidaridad. Adoptaron, pues, una actitud formalista.  Características de la poesía “novísima” son:

 

  • Deseo de ruptura con la poesía anterior: se manifiesta claramente en el rechazo del uso directo del “yo”, en la oposición al estilo realista y en la ausencia de posturas éticas o sociales.

 

  • Modelos poéticos muy variados: por un lado, recuperan la vanguardia (el cubismo, el surrealismo, a través de Aleixandre y los postistas...); por otro, recogen influencias del simbolismo francés, del modernismo y de poetas ingleses contemporáneos.

 

  • Exhibicionismo cultural: introducen elementos temáticos provenientes de mitologías exóticas y decadentes (ambientaciones lujosas, exóticas, en la línea modernista) o de la cultura de masas (el cine, la televisión, el rock, las novelas policíacas, la publicidad, los cómics, las revistas de modas, la música pop, etc.). Así los medios de comunicación de masas se convierten en referente cultural y fuente de nuevos mitos populares. Los poemas se llenan de nombres de ciudades o de personas, de descripciones de vestidos, fiestas, mitos orientales o clásicos, y mitos contemporáneos (Marilyn, Bogart, Che Guevara, Kennedy, etc.). Asimilan, pues, una mitología frívola o vuelven a temas y asuntos de otras épocas, de origen cultural e histórico, por lo que también se les llama culturalistas.

 

  • Experimentación lingüística: buscan una expresión poética llamativa, caracterizada por un lenguaje rico y barroco. Practican la escritura automática, que evita el discurso lógico, con la ruptura del verso, la disposición gráfica original, o la supresión de los signos de puntuación, y emplean técnicas como la del collage: extensas citas preceden al poema o se incorporan a él versos completos de otros autores, letras de canciones, frases publicitarias, textos de manuales de instrucciones... Este uso de la intertextualidad, en ocasiones excesivo, hace del poema un objeto metaliterario, cargado de referencias culturales. Además, alternan un lenguaje exuberante de imágenes opacas y visionarias con otras técnicas, como la métrica culta del modernismo, pero tampoco abandonan el tono coloquial de algunos poetas de la generación anterior.

 

Los novísimos de la tendencia culturalista y surrealista son Gimferrer: Arde el mar, La muerte en Beverly Hills (1968), El vendaval (1989); Guillermo Carnero: Dibujo de la muerte (1967), El sueño de Escipión (1971), El azar objetivo (1975); Antonio Colinas: Truenos y flautas en un templo (1972), Sepulcro en Tarquinia (1975), Astrolabio (1979)) y Luis Alberto de Cuenca (Elsinore (1972), Scholia (1975).

 

En la tendencia más coloquial, irónica y crítica destacamos a M.Vázquez Montalbán (Una educación sentimental (1967); Coplas a la muerte de mi tía Daniela (1973), A la sombra de las muchachas sin flor (1973), Praga (1982) y Leopoldo María Panero (Así se fundó Carnaby Street (1970), Teoría (1973), Dioscuros (1982).

 

 

  1. EPÍLOGO.

 

A partir de 1975, la poesía seguirá varios caminos, nuevos y variados. La novedosa situación política, los profundos cambios que sufrirá el país, cambiarán la sensibilidad lírica y la poesía española se enriquecerá con nuevas voces que se unen a poetas de las generaciones que acabamos de analizar, dibujando un panorama complejo y fascinante.

Recuérdese el lema de Juan Ramón en su ideal de poesía pura, liberada de lo anecdótico humano: “a la minoría, siempre”.

En los libros siguientes, En castellano (1959) y Que trata de España (1964), más irónico, en el que incluye estrofas de la tradición popular castellana, sigue dirigiendo su poesía a la inmensa mayoría y a la patria que lo vio nacer.

 

 

 

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La poesía española posterior a 1936 resumen y tema

POESÍA POSTERIOR A 1936

Distintas Tendencias de la poesía española de posguerra.-

Al acabar la guerra en le año 39, lo primero que se nota en la perspectiva de la poesía es que hay muchas desapariciones de autores, bien por el exilio o por la muerte. Esto supone la desaparición del grupo poético del 27 (Lorca fue asesinado en 1936).Lo que lleva a la poesía a una época de frustración. Aleixandre y Dámaso Alonso estaban en contra del régimen, pero no se manifestaban demasiado, Dámaso Alonso publica en 1944 Hijos de la ira. En general todos estaban callados. Gerardo Diego estaba demasiado en contra del franquismo. El epígono del 27, Miguel Hernández, murió de tuberculosis en una cárcel española (era republicano) a los 33 años de edad. La poesía más buena de la época anterior no tiene figura. Alberti ha hecho una poesía comprometida con el partido comunista, el régimen no les tocó un pelo porque eran muy importantes, a ellos no les interesaba el mundo en el que se desenvolvía la poesía.

Las circunstancias de posguerra no favorecieron a la poesía. Aquí hay que hablar de dos bandos, el de los vencedores y el de los vencidos. En ninguno de ellos se dio una poesía de compromiso social. Dado que la censura era fuerte, no podían hacer nada.

POESÍA DE LOS 40

1.- Poesía con una subjetividad en el plano amoroso y neorromanticismo intimista. Se centra en la profusión de revistas poéticas como El Escorial fundada por Dionisio Ridruejo.

2.- Poesía religiosa y metafísica. Vivanco es un poeta que se cuestiona las relaciones hombre-Dios.

3.- Poesía desarraigada y arraigada:

-Arraigada: Busca la perfección formal (revista Garcilaso).García Nieto, Leopoldo Panero y Luis Rosales.

-Desarraigada: Línea del tremendismo (revista Espadaña) Crémer y Eugenio de Nora.

4.- Poesía existencialista, Dámaso Alonso (Hijos de la ira)

Los vencedores escribieron un tipo de poesía arraigada y perfeccionista, con la proyección de haber vencido, en la que no hay existencialismo. Su postura es: Hemos ganado y vamos a seguir adelante.

En cambio los vencidos tienen otra situación. Lo primero que provoca es un neorromanticismo (interior del ser humano) No hay compromiso social, aunque Dionisio estuvo en la línea falangista se tuvo que ir y cambió por completo. En El Escorial, recuerda un poco cuando España era un imperio.

5.- Poesía religiosa y metafísica. Tienen segura la proyección Dios-hombre.

La poesía arraigada, la poesía de los vencedores, de tanta perfección se convierte en una poesía fría. Usan la métrica perfecta del romanticismo, carecían de hálito poético porque eran muy rigurosos. De aquí el título Garcilaso, el poeta máximo del renacimiento español, este nombre implicaba cómo era la obra. Era una poesía de corte simbolista que conduce a una perfección formal inspirándose en los clásicos, como Fray Luis. El resultado es una poesía serena y equilibrada con mesura y sosiego. No es exactamente igual que la de los auténticos clásicos. Poesía triunfalista y de corte imperialista. Según el gobierno, España es “una unidad de destino universal”, lo que lleva a una poesía triunfalista y segura de sí. Son perfeccionistas y usan sonetos, tercetos, cuartetos, entonces da origen a la corriente de poesía arraigada o garcilasista. Están en la línea de las corrientes neoclásicas y neorrománticas volviendo a los temas tradicionales (sentimiento amoroso).Se mezclan recuerdos del cancionero tradicional, algunas notas de neopopularismo, e interesa el paisaje castellano, que es símbolo de espiritualidad.

La poesía desarraigada refleja la tragedia de una guerra y sus representantes crean la revista Espadaña (Victoriano Crémer). Vivieron la dureza de la guerra y se puede apreciar una reacción contra la poesía garcilasista. Eugenio de Nora y Victoriano Crémer, fundan en 1944 la revista Espadaña y crean una poesía con los siguientes rasgos:

1-Conexión con la realidad social

2-No tienen convencionalismo formal ni estilístico (nace espontáneamente)

3-Provoca una honda sacudida (desde una perspectiva humana y social)

4-Tiene rasgos de la poesía metafísica (busca la conmoción y la emoción fuerte)

5-Es auténtica, puesto que surge por la necesidad expresiva del poeta de contar, lo que le sirve a modo de terapia.

6-Usa el verso libre.

7-El léxico es coloquial (por el pueblo y para el pueblo)

8-Sintaxis dislocada sin estructura estilística y gramatical buena, la frase no está perfectamente lograda.

9-Vuelta a la poesía machadiana, para ellos la palabra es esencial en le tiempo y buscan la conexión poesía-pueblo.

La poesía de sentimiento religioso. Son poetas perfeccionistas y rigurosos, su lema es el mundo está bien hecho, no se nota el chispazo de la guerra. Está perfectamente hecha y no provoca exaltación. En la poesía existencialista, aparte de ser renovadora, el poeta duda de la existencia de Dios.

DÁMASO ALONSO

En el año 1944 en la Revista de Occidente un autor que era conocido en los ambientes literarios, publica dos obras, Hijos de la ira y Oscura noticia Tenía 45 años y era conocido en los ambientes literarios e intelectuales debido a la sacudida de la guerra civil. Crea una poesía que tiene como característica principal el tratar los temas con una profundidad realista, renunciando a las formas clásicas de hacer poesía y buscando un tipo de métrica que nada tiene que ver con la métrica clásica (No hay sonetos ni cuartetos ni liras) Es un tipo de verso en el que el poeta se puede expansionar y cuenta todo lo que quiere y como lo quiere. Dámaso Alonso fu el más estudioso de la obra de Góngora, en estas deja todo el lirismo y barroquismo y todos sus conocimientos de la lengua porque pretende que el hombre de la calle conecte con ese lenguaje. Necesitó la terrible sacudida de la guerra para ordenar sus ideas acerca del nuevo rumbo de la poesía española de posguerra.

A partir de 1939 la poesía desarraigada toma un pulso diferente, se pone de manifiesto en su obra el dolor del hombre y lo terrible de la tragedia, el título Hijos de la ira le vino por unas palabras de San Pablo. Casi con palabras textuales dice que escribió el libro lleno de asco y por la desgracia de sentirse hombre; siente asco ante al injusticia del mundo y esto le provocó escribir el libro. El poeta, lleno de trascendencia, en algunos momentos se expresa en una línea existencialista. Es un existencialismo amargo unido a su afán de creer en Dios. La guerra le provocó una necesidad extraordinaria de poder escribir este libro. Su cristianismo es fuerte y conecta con la idea de esperanza en que exista una vida mejor. Aunque Dámaso no fue ganador ni perdedor, a pesar de no tener militancia política, se angustia por la guerra y los sinsabores que esta trajo.

El libro está lleno de innovaciones porque desaparecen los sonetos y prescinde de la estrofa, el poeta busca la musicalidad y el ritmo en la estructura general. Música interior: el poeta busca palabras que signifiquen lo mismo (palabras en agudas o en sinónimos) Las formas verbales se pueden construir siempre en presente de indicativo. Al repetirlo, el componente total en los versículos provoca musicalidad.

En cuanto a la estructura temática, cuentan los problemas que angustian al hombre. En nuestras vidas no hay un combinado que tenga valor, ni por el lado ético de moralidad humana que mana de nuestra naturaleza (solidaridad) Esa conexión permanente humana se pierde y el poeta cae en un vacío, pero nace en sus versos el afán de amor hacia la vida, pero al mismo tiempo hay un desbordado amor por la vida lo cual recuerda a Quevedo.

Estructura léxica: utiliza palabras que a veces puede producirnos asco. Nos dice que somos excrementos, pus, estiércol, hace que escriba con estructura metafórica muy curiosa, no tiene nada que ver con al poesía arraigada.

De estas dos perspectivas de  la obra sacamos una impresión tenebrista y angustiada, aunque no podemos incluirlo en la poesía existencial. Tiene muchas dudas sobre la eternidad y la pervivencia después de la muerte, pero considera que esta es la gran liberadora y aparece un hálito de esperanza.


POESÍA DE LOS AÑOS 50

A partir de estos años se consolida el realismo social, se deja atrás el garcilasismo y aparecen dos poetas que son claves para la transformación de la poesía, Gabriel Celaya, Blas de Otero que superan la poesía de corte existencialista para situar la poesía dentro de los problemas humanos y en un marco social. Un poeta de la generación del 27, que es Vicente Aleixandre escribe Historia de un corazón (1954) Es un libro de poemas que abre una línea poética radicalmente opuesta a su poesía anterior y conecta con Celaya, Otero, Crémer, Hierro. Esta poesía social está ligada a la desarraigada, lo que más le interesa es el hombre como ser social y el poeta debe tomar partido ante las injusticias sociales que son los problemas que aquejan al hombre. Los poetas salen de su “yo” de la poesía existencial y se vuelcan hacia los problemas de los demás y se hacen solidarios y pretende transformar el mundo. La faceta de compromiso y el lado ético del arte aparecen aquí (ejemplo, La central eléctrica).

La literatura no está hecha sólo para crear arte y belleza. El tema esencial es España, convertida en problema. Tanto es así que esta poesía recuerda a los hombres de la generación del 98. El tema de España se hace obsesivo para ellos, los poetas sociales tienen más enfoque político que humanístico. El estilo está cargado de sencillez con el fin de llegar al pueblo (antirretoricismo y carencia de valores estéticos) y el lenguaje es sencillo y coloquial. Se pretende proyectar las preocupaciones que aquejan al hombre con el objetivo de que la obra sea leída por todos, esto no es posible porque con la literatura no se puede transformar el mundo y la gente no lee (analfabetismo de los 50). Al empezar la poesía social en España se produce una actitud colectiva en los poetas. Sus versos no serán hijos de la ira, sino que mantendrán una actitud denunciadora de la injusticia y con esta actitud pretenden hacer saltar al lector.

Los personajes de esta poesía, incluso el vocabulario, nos recuerda a los novelistas del siglo XIX (Galdós), sin embargo, no nos recuerdan a los de los años 40. Llegaron a denominar la poesía social con un sentido despectivo, que no gustaba porque no tenía una carga estética fuerte y no lo consideraban algo de buen gusto, pero lo que si es real es que el poeta quiere contar y denunciar lo que ocurre a su alrededor. No es, por lo tanto, ni una poesía política ni civil.

La poesía social no tiene ningún compromiso político, esta poesía lo mismo la hacen poetas con compromiso ideológico y luego otros desde el catolicismo más extremo. Por un lado y por otro lo esencial es dejar constancia de las injusticias del hombre. Esto lo dice lo mismo un católico que un marxista. Dámaso Alonso y Aleixandre (27) y, partiendo de estos, Celaya, Otero y Victoriano Crémer.

Estructura formal de la poesía de los 50

Es sencilla en cuanto al estilo, encontramos libertad métrica, versos de diferentes medidas que la hacen antirretórica y prosaica, se quiere acercar a los que sufren los desarraigos de la guerra. Usa el encabalgamiento (difusión del ritmo métrico sintáctico) para poner de manifiesto alguna palabra clave.

El estilo es poco retórico, existe el polisíndeton, se quiere conseguir el calco del habla coloquial. Se hacen incisos, se dejan a mitad las frases. Se usa el desplazamiento del orden gramatical: el hipérbaton. Hay un rasgo muy interesante que es la intertextualidad, por el que se intercalan en un poema unos textos conocidos de autores famosos, (se mete por ejemplo, en un poema de Blas de Otero, una frase de Machado). No abundan las metáforas y aparecen las comparaciones o enumeraciones a través de adjetivos.

De todos los poetas de la poesía social hemos de destacar como más importante a Blas de Otero (bilbaíno). Es el máximo representante de la poesía del realismo social, ha sido un hombre que ha vivido por y para al poesía. Dejó un puesto importante de economista, lo abandonó y se marcho a Madrid a ser poeta. Un crítico ha dicho de la obra poética De Blas de Otero y ha destacado la influencia de Unamuno, la poesía de Machad, de César Vallejo (cubano), Quevedo, Fray luis de León, San Juan de la Cruz, además de reminiscencias de la poesía del antiguo y nuevo testamento.

BLAS DE OTERO

Personaje prototipo de poeta social de los 50. Conexión con autores clásicos (Unamuno, Machado) y renacentistas (San Juan de la cruz). Blas de Otero tiene como preocupación máxima conectar con la realidad de su tiempo, esta realidad tiene que ver con él. No se muestra como poeta social desde el principio. Principalmente, en los primeros años de su vida, se ven unas inquietudes como todo humano. Es un poeta de poesía existencial se preocupa por sí mismo y por los demás. Se angustia ante lo que está pasando en el mundo. Esta poesía es del yo, el problema es el mismo, sus preocupaciones. Presenta una relación dura y extraña con Dios, su Dios es vegetativo, duro, el poeta se siente solo y en esta primera parte de su obra, se fustiga a sí mismo.

Lo que pretende es llegar a Dios por algún lado. Poeta religioso, metafísico su gran problema es su angustia personal y existencial. Da la impresión de que Dios le oye, lo mejor que puede hacer es dejar pasar esto.

2ª Etapa. La poesía del tú y el vosotros (Ya no puede hacer nada por sí mismo) años 50-55 empieza la etapa social.Ahora mira a España y ve una injusticia social, anhela la paz y la libertad. Hace una poesía más cercana a los hombres que padecen. Hace una poesía casi coloquial, muy sencilla, para que los demás lo entiendan, busca una conexión con los hombres que sufren.

España es observada políticamente. Ellos conectan con al mayoría y hacen una poesía cálida y con poco retoricismo. El poeta se hace solidario con los demás. Abandona los retoricismos, la elegancia política y hace poesía de verso libre, no olvida la poesía trabajada y tradicional, pero sigue con su poesía olvidada, a veces recurre a utilizar los sonetos fuertes que recuerdan al estilo ácido de Quevedo y no a los clásicos renacentistas ni barrocos.


LA POESÍA DE LOS 60

En los años 60, el mismo Otero empieza a desencantarse; los hombres están angustiados y ve que la poesía no transforma el mundo y se desanima. Sigue con su afán de solidaridad con le hombre. Entra en la última etapa, aquí consigue una poesía conceptual, nueva y experimental, que coincide con la poesía de los 60, en ella se tratan unos temas que no tienen nada que ver con la guerra civil. Blas de Otero conecta con esta nueva poesía que se parece a la de los novísimos. Sigue con el existencialismo y la solidaridad, pero ahora elimina lo que no sea esencial y busca nuevas formas, crea un estilo terso y muy trabajado, le gustan los juegos de palabras (onomatopeyas, aliteraciones, metáforas y las estrofas, utiliza todo, tradicionales) Ha olvidado un poco la segunda etapa. Tiene un libro que marca un hito en la poesía del existencialismo y social Ancia (Angel= An; conciencia/cia). La poesía de Blas es viril, no tiene delicadeza ni suavidad que suenan fuerte (arrebatadamente). Utiliza mucho los encabalgamientos porque usa los adjetivos acabados en mente.

Desaparece la poesía social, el panorama poético está constituido por poetas nacidos entre 1930 y 1935, o después de la guerra. Estos poetas rompen con la línea de poesía social. Entre ellos están Claudio Rodríguez, J.A Valente, Gil de Biedma, Ángel González.

Como rasgos característicos hay que destacar:

-Se apartan de la línea de al poesía social, tienden a la poesía intimista.

-Preocupación existencial sobre el hombre

-Son inconformistas con el modo en que viven

-Huyen de lo patético y de la afectación. La poesía es más serena y controlada.

-Preocupación por el paso del tiempo.

-Sienten nostalgia por la infancia y la juventud perdida.

-Interés por los temas familiares (amor de juventud) temas cotidianos, no buscan mundos poéticos nuevos.

-Tienen el problema de la angustia a la soledad (sensación de vacío, una experiencia propia)

-Su estilo es fácil y antirretórico, a veces conversacional, pero no cae en el prosaísmo de la novela social, cuida mejor la lengua.

-Temas: Experiencias personales, cordiales, buscando los retoques, el valor estético del lenguaje. Sus temas no tienen nada que ver con el sentimiento de al angustia del hombre: habla de su vida y su experiencia vivida: la infancia.

Claudio Rodríguez (Zamora): Recibe el premio Adonáis de poesía. En su obra destaca la originalidad y la densidad. Suele utilizar metáforas para descubrir y destacar el mundo de los objetos que le rodean, en sus versos hay un aire rural que es de un pueblo de Zamora y toda su obra enanza con la naturaleza. Para él la novela es la expresión de la pureza. Considera que el campesino tiene como cualidad la pureza. De este contacto con la naturaleza le viene al poeta un profundo sentido de solidaridad y esta idea a través de al naturaleza es al que aparece en su mejor libro, Don de la sobriedad.

Tiene interiormente una impresión de solidaridad, da la impresión de que la soledad invade el ánimo del poeta Claudio Rodríguez es uno de los más destacados exponentes de la poesía de los 60 que es distinta a la anterior. Desde muy pequeño sufrió una pérdida de ideales y esto le hace construir una poesía que intenta humanizar, porque dice que el mundo está deshumanizado, ha perdido valores y se encuentra en al soledad, el tema es el afán de amar, comunicar y tener fe.

Ángel González (Oviedo). Desde su época inicial se encuentra una desilusión y una especie de cansancio, él mismo decía que la poesía sufre tantos cambios como el propio hombre. Su producción poética está ligada a problemas humanos y sociales y en ella unas veces aparece la ironía o el dolor y la desilusión, con una actitud pasada y triste que le provoca hastío. Al leer su obra nos da la impresión de denuncia no de la injusticia social, sino de una crítica a la vida, que la encuentra sin sentido.

Gil de Biezma Cronista de la vida burguesa tocado con un cierto desencanto y amargura. Sus poemas nos recuerdan a las novelas del realismo social, pero tienen innovaciones desde el punto de vista temático y formal de al alta burguesía catalana, murió joven de sida, como en todos los poetas, en él encontramos al infancia y la adolescencia que lo han marcado mucho. Todas esas huellas personales, él las ha convertido en poesía, en su obra no hay actitud dramática, lo único que se encuentra es un tono coloquial cargado de emoción.


POESÍA DE LOS 70

A partir de 1970, las circunstancias que se dan en la sociedad española traen como consecuencia que se considere a la poesía social como apoética, es decir, se desprecia y se produce la salida a través de una antología, que es al mejor manera de conocerla, que se llama Nueve novísimos poetas españoles, publicada por José María Castellet en Barcelona. Los poetas son personas que han nacido al acabar la guerra en los años 38 al 48. Podemos incluir a Vázquez Montalbán, Félix de Azua, Guillermo Carnero, Molina Foix, Ginferrer y L.A de Villena.

Características:

-Temática de motivos personales (el amor, la niñez, etc...)

-Temática de cuestiones sociales (Guerra del Vietnam)

-Mitos del cine y de la política (racismo) Marilyn Monroe, Che Guevara, que luchó con Fidel Castro.

-Influencia de los medios de comunicación. Esto trae como consecuencia una cultura de masas, los medios de comunicación tienen influencia, como, por ejemplo, los concursos de ingenio que suponen una nueva manera de ver la vida. La juventud culta española no tenía ningún acceso a ningún libro de cultura debido a al censura, los jóvenes poetas tenían que pedirlos a editoriales extranjeras, principalmente francesas, así que viajaban a Francia y buscaban algunos autores extranjeros que le influenciaron. Por los años 20 la literatura española había implantado la irracionalidad. Todas estas apariciones de vanguardia impregnan a los jóvenes poetas que aprendían de los autores extranjeros, por eso en la literatura de los años 70 empieza a manifestarse el surrealismo, se buscan nuevas formas métricas (versículo). Se utiliza una tipografía nueva y se nota la influencia de los caligramas (letras de varias tipografías). Llegamos a las técnicas que hasta los años 30 hubo en España. Se nota la ruptura de mal lógica por la falta de coherencia sintáctica e incluso la introducción en los temas exóticos, africanos, medievales. Estamos en la línea del no interés del realismo social.

Estilo de la poesía de los años 70

-Nuevo sentimiento estético con la reaparición del modernismo decadentista, con el simbolismo y el parnasianismo.

-Hay un neorromanticismo (o neomodernismo)

-La literatura busca lo fantástico y lo maravilloso

-Interesan los temas clásicos y la estructura clásica

-Se empieza a crear un nuevo lenguaje. Línea de la experimentación y a algunos autores andaluces se les notan las formas clásicas que recuerdan al barroco. Pedro Ginferrer y Colinas están dentro de la poesía de la experimentación.

 

PEDRO GINFERRER

Es la figura más esencial de los novísimos. Es académico de la Lengua Española. Los poemas los compagina en lengua castellana o catalana. Se encuentran rasgos del modernismo, surrealismo y romanticismo. Hay recuerdos nostálgicos de su infancia y adolescencia. Hay una conexión íntima y un inconformismo cultural en donde conjuga lo grave, lo serio y lo lúdico a través de la experimentación lingüística. Presenta una honda sensibilidad, todo ello conectado con un extraordinario uso del lenguaje. Le gustan las novelas de aventuras y los cómics, esto se nota en sus poemas.

ANTONIO COLINAS

Es otro poeta de la experimentación lingüística. Inicia la voz poética en un tono romántico, en un libro titulado Preludios a una noche total y las notas que aparecían en estos poemas con su enamoramiento por la noche y sentimiento de al naturaleza nos descubre a un poeta romántico en la línea de los poetas románticos ingleses y alemanes.

En 1945 recibe el premio nacional de la crítica por su obra Sepulcro de Tarquinia (1965) y, como todos los poetas de experimentación, tiene una concepción esteticista del arte y, como es lógico, le lleva a romper con la anterior. Lo que está buscando es un nuevo lenguaje poético mediante la experimentación, así que lo que a él le interesa es llegar a los valores connotativos de las palabras y esto supone la transformación de la sintaxis( dislocación, estructura sintáctica, falta de puntuación). Se da el uso del verso libre con diversidad de metros, toca los temas del amor, la vida, pero en él lo simbólico e irracional tiene mucha importancia, busca el experimento por encima de todo.


LOS AÑOS 80: ULTIMAS GENERACIONES POÉTICAS

En los años 80 hay cambios de tipo político con la llegada de la democracia y también hay cambios en la poesía. La concepción de los poetas es diferente porque se dan cuenta de que la influencia de la poesía en la sociedad es escasa porque el número de lectores es escaso.

Las características de esta nueva etapa son:

1 Neosurrealista (Blanca Andrén)

2 Minimalista (Sánchez Robaina)

3 Estetiscista (L. Antonio de Villena)

4 Figurativa o íntima

Esta década se puede dividir en estas cuatro posiciones:

1. La neosurrealista, esta poesía sigue las líneas de la poesía de al generación del 27, sobre todo la de Vicente Aleixandre.

2. La minimalista o poesía del silencio parte de la idea de que la experiencia política es inefable, no se puede explicar con palabras, tiene que acercarse a lo absoluto, como si fuera Dios. Sánchez Robainas y José Ángel Valente. Es una poesía hermética muy cerrada.

3. Poesía esteticista. Expresa sensualidad y goce de vivir, la belleza corporal, la noche como ámbito de placer y las influencias que se notan son de Cernuda y de Cavafis (poeta griego que exalta la homosexualidad). Dentro de esta poesía gozosa y placentera que busca la sensualidad encontramos a Ana Rosetti y L. A. de Villena.

4. Poesía figurativa o intimista. Está en la línea de la trayectoria poética de Antonio Machado, estos poetas consideran que la poesía son pocas palabras esenciales. Defienden el valor humano de la poesía, encuentran en la recuperación de la memoria un valor a tener en cuenta como tema poético.

Los temas son: El amor, la amistad o la realidad cotidiana. Luis Alberto de Cuenca y Luis García Montero.


LA ÚLTIMA GENERACIÓN DE POETAS CON LA LLEGADA DE LOS 90

Dentro de la poesía española nacen dos posturas:

1-POESÍA HERMÉTICA

2-POESÍA DE LA EXPERIENCIA

1.- Poesía hermética

Es considerada la poesía como una actividad escasa de funciones externas (tiene pocas funciones externas), es por lo tanto, una poesía de índole metafísica de pérdida de anécdotas, hasta llegar a la desnudez expresiva. Aparecen bastantes símbolos y se llega a pensar que es la poesía del ensimismamiento. En esta línea podemos destacar la obra de Antonio Colinas y Olvido García Valdés.

2-Poesía de la experiencia

Desarrolla temas urbanos con un lenguaje coloquial. Estos poetas pretenden contar cosas cotidianas (poesía narrativa) al estilo de las canciones de Joaquín Sabina.

Los temas son la adolescencia, infancia primeros amores. Aparecen notas de humor y de ironía. En definitiva es poesía asequible y fácil de comprender que llega directamente sin ningún mecanismo raro. Destacan Luis García Montero y Jon Juaristi.

 

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