Sigmund Freud resumen de El significado de los sueños

 

 

 

Sigmund Freud resumen de El significado de los sueños

 

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Sigmund Freud resumen de El significado de los sueños

 

Sigmund Freud  resumen de El significado de los sueños (1901) Introducción (Ana Freud)

      Sólo cuando aprendemos lo que ocurre “detrás de la conciencia oficial”,  podemos conocer las influencias que determinan la conducta humana. …  Una gran parte de nuestra vida psíquica transcurre por fuera de nuestra conciencia, es decir, que nuestro yo “no es el amo de su propia casa”… Poco a poco se ha ido integrando a la vida cotidiana el conocimiento de este inconsciente que incluye la vida instintiva.    

LOS SUEÑOS.

Tales conclusiones sobre los sueños fueron el resultado de aplicar a ellos un nuevo  método de investigación psicológica que me había prestado excelentes servicios en la solución de las fobias, obsesiones y delirios, y que desde entonces había sido aceptado con el nombre de psicoanálisis. Las múltiples analogías de la vida onírica con los diversos estados psicopatológicos de la vida despierta han sido acertadamente indicadas por numerosos investigadores médicos.

[Método de la libre asociación]  Este método es fácil de describir… se demanda al paciente que dirija su atención sobre la idea de referencia; mas no para meditar sobre ella, sino para observar claramente y comunicar al médico, sin excepción alguna, todo aquello que se le ocurra con respecto a ella. A la afirmación que quizá haga entonces el enfermo de que su atención no logra despertar en él ocurrencia alguna, se opone con la mayor energía la seguridad de que una tal carencia de representaciones es en absoluto imposible. En efecto, no tardan en presentarse numerosas ocurrencias, a las que se ligan otras nuevas, pero que regularmente van acompañadas de un juicio del auto observador que las tacha de insensatas, nimias e impertinentes, y dice que se le han ocurrido casualmente y fuera de toda conexión con el tema tratado. Obsérvase en el acto que tal crítica es no sólo lo que ha excluido hasta el momento dichas ocurrencias de toda exteriorización, sino también lo que con anterioridad les impidió hacerse conscientes...

  Expondré ahora los resultados de emplear este método en la investigación de los sueños. Cualquier sueño podría servirme de ejemplo… El contenido de este sueño, que fijé por escrito inmediatamente después de despertar, es el siguiente:

   Varias personas comiendo juntas. Reunión de invitados o mesa redonda... Comiendo espinacas ...de un modo íntimo. La señora E. L. se halla sentada junta a mí, y coloca una de sus manos sobre mi rodilla. Yo alejo su mano de mí, rechazándola. Entonces dice la señora: “¡Ha tenido usted siempre tan bellos ojos!...” En este punto veo vagamente algo como dos ojos dibujados o el contorno de cristales de unos lentes...

  Esto es todo el sueño, o, por lo menos, todo lo que de él recuerdo, pareciéndome oscuro y falto de sentido, pero, sobre todo, extraño. La señora E. L. es una persona con la que apenas he tenido relaciones de amistad, y jamás, que yo sepa, he deseado tenerlas más íntimas. No la he vista hace largo tiempo y no creo que en los últimos días hablase yo o me hablasen de ella para nada. E1 fenómeno onírico no fue en este caso acompañado por afecto ninguno.

  E1 reflexionar sobre este sueño no lo aproxima en nada a mi inteligencia. Sin propósito determinado y absteniéndome de toda critica iré, pues, anotando las ocurrencias que surjan en mi auto observación. A1 comenzar a hacerlo observo en seguida que es muy ventajoso dividir el sueño en sus elementos y buscar las ocurrencias que se enlazan a cada uno de ellos.

  Reunión de invitados o mesa redonda. A ello se enlaza en el acto el recuerdo de un pequeño suceso con el que terminó la tarde de ayer. Había yo abandonado, en unión de un amigo mío, una poco numerosa reunión. Mi amigo se ofreció a tomar un coche y conducirme en él a mi casa.  “Prefiero un taxímetro—dijo—. El verlo funcionar entretiene mientras se va en el coche.” Al subir al vehículo y abrir el cochero el aparato, dejando ver la cifra de 60 céntimos, que constituye la suma inicial del precio de la carrera, proseguí yo la broma de mi acompañante diciendo: “Apenas hemos montado y ya le debemos 60 céntimos. Los coches con taxímetro me recuerdan siempre la mesa redonda de los hoteles. Le hacen a uno avaro y egoísta, recordándole de continuo su deuda. A mí me parece que ésta crece demasiado de prisa, y temo que me vaya a faltar dinero para pagar. Igualmente, en la mesa redonda no puedo defenderme de la cómica preocupación de que me sirven poco y de  pensar en sacar el mayor provecho posible de mi dinero.”...

  Una segunda asociación a la idea de mesa redonda: Hace pocas semanas me disgustó profundamente la conducta que mi mujer observa en la mesa redonda de un balneario tirolés, no mostrándose todo lo reservada que yo hubiera deseado con respecto a unos vecinos de mesa con los que no quería yo entrar en relación ninguna. Con tal motivo rogué a mi mujer que se ocupase más de mí y menos de aquellos extraños. Esto es equivalente al hecho de que en la mesa redonda me hubieran atendido poco. Ahora se me aparece también la contraposición existente entre la conducta de mi mujer en aquella mesa redonda y la de la señora E. L. en el sueño dedicándose por completo a mí. Prosigamos. Observo ahora que el sueño es la reproducción de una pequeña escena que se desarrolló en idéntica forma entre mi mujer y yo en la época en que le dirigí secretamente mi proposición de matrimonio. La caricia por debajo de la mesa fue la respuesta a la carta en que yo hacia mi petición. Mas en el sueño quedó sustituida mi mujer por la señora E. L., en absoluto extraña a mí.

  Esta señora es hija de un hombre al que he debido dinero. No puedo menos de observar aquí una insospechada conexión entre los trozos del contenido del sueño y mis ocurrencias. Siguiendo la cadena de asociaciones que parte de un elemento del contenido del sueño llega uno en seguida a otro elemento del mismo. Mis ocurrencias sobre el sueno presentan conexiones que en aquél no se muestran visibles...

Observamos que ya se hallan incluidos casi todos los trozos del contenido del sueño en su nuevo contexto...

 Haremos alto aquí para revisar los resultados… Siguiendo las asociaciones que se enlazan a cada uno de los elementos del sueño, separado de la totalidad, he llegado hasta una serie de pensamientos y recuerdos en los que tengo que reconocer valiosas manifestaciones de mi vida anímica. Este material, hallado por medio del análisis del sueño, se muestra en íntima relación con el contenido del mismo... El sueño estaba desprovisto de todo afecto y era incoherente e incomprensible; en cambio, mientras que desarrollo los pensamientos tras de él ocultos voy experimentando intensos movimientos afectivos y los pensamientos van formando cadenas lógicamente eslabonadas, en la cuales se repiten como centrales determinadas representaciones.  En el tejido cuya trama nos descubre claramente el análisis podría yo ahora separar más los hilos y demostrar que van a unirse todos en un nudo único; pero consideraciones de naturaleza no científica, sino privada, me impiden llevar a cabo en público tal labor. Al efectuarla revelaría muchas cosas íntimas… todo sueño con el que emprendiera mi labor investigadora conduciría sin remedio a cosas difícilmente publicables.

  La teoría que sobre los sueños sugiere en principio todo esto es la de que son una especie de substitutivos de aquella serie de pensamientos tan significativa y revestida de afecto a las cuales hemos llegado al final de nuestro análisis.

  Aún he observado dos cosas más: que el contenido del sueño es mucho más breve que aquellos pensamientos de los que es  sustitutivo  y que el análisis ha descubierto como estímulo provocador del sueño un nimio suceso del día anterior.

   Estará, pues, plenamente justificado fijar nuestros nuevos conocimientos sobre esta materia por medio de tecnicismos propios, y así distinguiremos el sueño, tal y como aparece en nuestro recuerdo [= contenido manifiesto del sueño], del material correspondiente hallado por medio del análisis [= contenido latente del sueño]. Nos hallamos entonces ante dos nuevos problemas: 1º Elaboración del sueñocuál es el proceso psíquico que ha transformado el contenido latente en el manifiesto, 2º  Qué motivo o motivos son los que han hecho necesaria esta traducción.  Denominaremos análisis la labor contraria que ya conocemos. Los restantes problemas del sueño referentes a los estímulos que lo provocan, a la procedencia del material anímico, al eventual sentido de lo soñado y a las razones de su olvido los discutiremos no en el contenido manifiesto, sino en el recién descubierto contenido latente...

3 [tres tipos de sueños] Por la relación entre el contenido latente y  el manifiesto pueden los sueños dividirse en tres categorías.

   En primer lugar aquellos que poseen un sentido y que al mismo tiempo son comprensibles. Tales sueños, breves en general, son muy frecuentes y no despiertan, en su mayoría, nuestra atención por carecer de todo aquello que pudiera causarnos extrañeza.

   Un segundo grupo está formado por aquellos sueños que, aunque presentan coherencia y poseen un claro sentido, nos causan extrañeza por no saber cómo incluir dicho sentido en nuestra vida psíquica.

   Al tercer grupo pertenecen, por último, aquellos sueños que carecen de ambas cualidades: sentido y comprensibilidad, y se nos muestran incoherentes, embrollados y faltos de sentido. La inmensa mayoría de nuestros sueños presentan estos caracteres negativos.

   La distinción entre contenido manifiesto y contenido latente no tiene significación más que en los sueños de la segunda y tercera categorías, y especialmente en estos últimos. En ellos es donde surgen aquellos enigmas que no desaparecen hasta que se sustituye el contenido manifiesto por el contenido ideológico latente.

  Los sueños de los niños pertenecen precisamente al primer grupo, poseyendo un claro sentido y no causando extrañeza ninguna. Todos ellos realizan deseos estimulados durante el día y no cumplidos. Son simples y francas realizaciones de deseos.  Un segundo carácter de los mismos: su conexión con la vida diurna. Los deseos que en ellos se realizan son restos del día, generalmente de la víspera, y han poseído en el pensamiento despierto una intensa acentuación afectiva.     También en los adultos pueden reunirse numerosos ejemplos de tales sueños de tipo infantil…

   No quiero abandonar los sueños infantiles, que son francas realizaciones de deseos, sin hacer mención de un carácter capital del sueño... Una idea en optativa es sustituida por una visión en presente.

 4  [mecanismos de la elaboración de los sueños confusos] Nos inclinamos a suponer que también en los sueños confusos se ha verificado una tal transmutación. Una parte de las contradicciones entre el contenido manifiesto y el latente podría reducirse a la realización de deseos.

   Más visible es todavía otra función de la elaboración onírica, por medio de la cual se forman los sueños incoherentes. Si en un ejemplo cualquiera comparamos el número de los elementos de representación del contenido manifiesto con el de las ideas latentes cuya huella aparece en el sueño y que nos han sido descubiertas por el análisis, no podemos dudar de que la elaboración del sueño ha llevado a cabo una magna comprensión o condensación. No se halla entonces un solo elemento del contenido del sueño del cual no partan los hilos de asociación en dos o más direcciones…  también generalmente se halla representada una sola idea por más de un elemento.

   Junto a la transformación de una idea en una situación (la «dramatización»), es la condensación, el carácter más importante y peculiar de la elaboración del sueño. Mas aún no hemos descubierto motivo alguno que haga necesaria esta comprensión del contenido.

5 En los sueños complicados y confusos… existen testimonios de la actuación de un tercer factor.   Una vez conseguido por medio del análisis el conocimiento de las ideas del sueño, lo primero que echamos de ver es que el contenido manifiesto del mismo trata materias totalmente distintas que el latente.   ...Aquello que en el sueño se presentaba amplia y precisamente como contenido esencial, tiene que contentarse después del análisis con un papel muy secundario entre las ideas del sueño, y lo que mis sentimientos me hacen ver como lo más importante entre dichas ideas resulta que no se halla representado en el contenido manifiesto, o lo está solamente por una lejana alusión y en la parte más imprecisa del mismo. Este hecho puede describirse en la forma siguiente: [desplazamiento] Durante la elaboración del sueño pasa la intensidad psíquica desde las ideas y representaciones, a las que pertenece justificadamente, a otras que no tienen derecho alguno a tal acentuación.

   Cuando por medio del análisis podemos seguir el proceso del desplazamiento, llegamos a adquirir datos seguros sobre dos discutidísimos problemas de los sueños: sus estímulos y su conexión con la vida despierta. Existen sueños que revelan inmediatamente su enlace con los sucesos del día anterior; pero en otros no se descubre la menor huella. Acudiendo en estos últimos al análisis puede mostrarse que todo sueño, sin excepción alguna, está ligado a una impresión de los últimos días, o quizá más precisamente del último día antes del sueño. Esta impresión, que constituye el estímulo del sueño, puede ser de una tal importancia que no nos maraville el ocuparnos de ella fuera del mismo… Mas en general, cuando en el contenido del sueño aparece una relación con una impresión diurna, suele ser ésta tan insignificante,  nimia y merecedora de ser olvidada, que ni siquiera podemos recordarla sino con esfuerzo. E1 mismo contenido del sueño parece entonces ocuparse - aun en los casos en que se muestra coherente y comprensible - con las más ociosas nimiedades, las cuales serían indignas de nuestro interés despierto. A esta preferencia por lo indiferente y fútil en el contenido del sueño obedece en gran parte el desprecio con que miramos los fenómenos oníricos.

6 Si al proceso de desplazamiento se debe principalmente el que no se hallen o no se reconozcan en el contenido del sueño las ideas del mismo,  otra forma menos intensa de la transformación que sufren las ideas del sueño nos conduce al descubrimiento de una nueva función, más fácilmente comprensible, de la elaboración del mismo. Las primeras ideas latentes que el análisis revela suelen extrañar por su poco corriente apariencia. No parecen presentarse en las tímidas formas expresivas, de las que se sirve preferentemente nuestro pensamiento, sino que se muestran representadas simbólicamente por medio de comparaciones y metáforas, como en un lenguaje poético, rico en imágenes. No es difícil hallar las causas que obligan a adoptar esta forma expresiva a las ideas del sueño. [Figurabilidad] El contenido del mismo se compone casi siempre de situaciones visuales y, por tanto, las ideas del sueño tienen que adoptar una disposición que las haga utilizables para esta forma expositiva.

   Entre el material psíquico de las ideas latentes se encuentran regularmente recuerdos de sucesos impresionantes, que datan con frecuencia de la más temprana niñez, y han sido percibidos por el sujeto - dado su carácter de sucesos exteriores - como situaciones visuales en su mayor parte. Estos elementos de las ideas latentes ejercen siempre que les es posible una influencia determinante sobre la conformación del contenido del sueño, y actúan como núcleo de cristalización sobre el material de las ideas latentes. La situación del sueño no es, con frecuencia, más que una repetición de un tal suceso, modificada y complicada por numerosas intercalaciones. Sólo raras veces nos trae, en cambio, el sueño reproducciones fieles y no mezcladas de escenas reales. Mas el contenido del sueño no consta exclusivamente de situaciones, sino que encierra fragmentos inconexos de cuadros visuales, discursos y hasta trozos de ideas no transformados.

   Así, pues, los medios de expresión del sueño pueden considerarse escasísimos en comparación con los que el idioma nos proporciona para la exteriorización de nuestro pensamiento; mas el sueño no tiene necesariamente que renunciar por completo a la reproducción de las relaciones lógicas entre las ideas latentes. Con mucha frecuencia consigue, por el contrario, sustituirlas por caracteres formales que le son propios

   El sueño reconoce, en primer lugar, la innegable conexión entre todos los elementos de las ideas latentes por el hecho mismo de reunir dicho material para formar una situación. Reproduce la conexión lógica como aproximación en el tiempo y en el espacio, de un modo análogo al pintor que reúne en un cuadro que quiere representar el Parnaso a todos los poetas, los cuales jamás se han hallado juntos en la cima de una montaña, pero no por ello dejan de constituir una comunidad. El sueño emplea en todos sus detalles esta misma forma representativa, y cuando muestra en su contenido dos elementos próximos uno a otro delata con esta aproximación un enlace especialmente estrecho entre los correspondientes elementos latentes.

   Las ideas contradictorias son representadas preferentemente en el sueño por un mismo y único elemento. El «No» parece no existir en lo que concierne al sueño. La oposición entre dos ideas, la relación de inversión halla en el sueño una notabilísima forma representativa, consistente en que otro trozo del sueño es transformado - simultánea o sucesivamente - en su contrario. También la sensación tan frecuente en el sueño de no poder moverse libremente, sirve para representar una contradicción entre impulsos, un conflicto de la voluntad.

   Una sola de las relaciones lógicas, la de analogía, comunidad o coincidencia, es aceptada francamente por el mecanismo de la elaboración del sueño, el cual se sirve de estos casos como un punto de apoyo para la condensación, reuniendo en una nueva unidad todo aquello que muestra tal coincidencia.

    Cuando el sueño aparece claramente absurdo, encerrando en su contenido un franco contrasentido, es que se ha formado así intencionadamente, y expresa por medio de su aparente negligencia de todas las reglas lógicas un trozo del contenido intelectual de las ideas latentes. El absurdo en el sueño significa contradicción, burla en las ideas latentes.

7  No hemos terminado aún con el estudio de la elaboración del sueño.  Nos vemos obligados a incluir en ella, además de la condensación, del desplazamiento y de la disposición visual del material psíquico, otra: como más rápidamente podemos formarnos una idea de su esencia es aceptando por lo pronto la hipótesis, probablemente inexacta, de que actúa a posteriori sobre el contenido del sueño ya formado. Su función es entonces la de ordenar los componentes del sueño de manera que se reúnan aproximadamente para formar una totalidad, una composición onírica. El sueño recibe así una especie de fachada, que no cubre por completo el contenido, y sufre al mismo tiempo una primera interpretación provisional que es apoyada por intercalaciones y ligeras variantes. Esta elaboración del contenido del sueño deja subsistir todos sus enigmas y arbitrariedades y no proporciona más que una equivocada inteligencia de las ideas latentes, siendo necesario prescindir de esta tentativa de interpretación al emprender el análisis. …

    Las cuatro actividades mencionadas son las únicas que pueden descubrirse en la elaboración del sueño. Si sostenemos nuestra definición de que el concepto “elaboración del sueño” significa la traslación de las ideas del sueño al contenido del mismo, tendremos que decirnos que dicha elaboración no es, en modo alguno, creadora: no desarrolla ninguna fantasía propia, no juzga ni concluye nada y su función se limita a condensar el material dado, desplazarlo y hacerlo apto para la representación visual, actividades a las que se agrega el último trozo, inconstante, de elaboración interpretativa.

8   [Elaboración del sueño y represión] Después del estudio de la elaboración del sueño nos hallaremos inclinados a considerarla como un proceso psíquico especial. De este modo, recae ahora sobre la elaboración onírica la extrañeza que solía antes despertar en nosotros su producto,  el sueño mismo.

   El corazón del problema se halla en el desplazamiento… En el primero de los análisis expuestos tuve que interrumpirme en la comunicación de las ideas latentes, por haber entre ellas algunas que prefería mantener secretas y que no podía revelar sin herir importantes consideraciones. Añadí luego que no traería ventaja ninguna elegir otro ejemplo para comunicar su análisis, pues en todo sueño de contenido oscuro y embrollado llegaría a tropezar con pensamientos que exigirían el secreto. ...  No puedo explicarme este estado de cosas sino aceptando que tales pensamientos existían realmente en mi vida psíquica y poseían una cierta intensidad o energía, pero se encontraban en una peculiar situación psicológica, a consecuencia de la cual no podían hacérseme conscientes. Este especial estado es el que conocemos con el nombre de estado de represión. No puedo entonces por menos de admitir una relación causal entre la oscuridad del contenido del sueño y el estado de represión, o sea la incapacidad de devenir conscientes de algunos de los pensamientos del sueño, y me veo obligado a concluir que el sueño tiene que ser oscuro para no revelar los prohibidos pensamientos. De este modo, llego al concepto de la deformación del sueño, obra de la elaboración del mismo, puesta al servicio de la ocultación de dichos pensamientos, esto es, del propósito de mantenerlos secretos. …

9 Después de haber fijado el concepto de la represión y haber relacionado la deformación del sueño con el material psíquico reprimido, podemos expresar ya, con toda generalidad, el resultado capital del análisis de los sueños:  De aquellos que se muestran comprensibles y presentan un claro sentido, hemos averiguado que son francas realizaciones de deseos.    Sobre los sueños oscuros y embrollados nos enseña también el análisis algo análogo: la situación del sueño presenta también realizado un deseo que surge de los pensamientos latentes, pero la representación es irreconocible, no pudiendo aclararse sino por medio del análisis, y el deseo ha sucumbido a la represión y es extraño a la conciencia o está íntimamente ligado a pensamientos reprimidos que lo sustentan. La fórmula para tales sueños será: son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos.

   Por su carácter de realización de deseos se dividen los sueños en tres clases: en primer lugar, aquellos que muestran francamente un deseo no reprimido; estos son los sueños del tipo infantil, poco frecuentes en los adultos. En segundo, los que exteriorizan disfrazadamente un deseo reprimido; constituyen la mayoría absoluta de nuestros sueños y requieren el análisis para su comprensión. Y en tercer lugar, aquellos otros que, si bien representan un deseo reprimido, lo hacen sin disfraz alguno o con un disfraz insuficiente.

   Existen también sueños cuyo contenido es claro y penoso, pero no produce sensación desagradable. No pueden éstos contarse entre los sueños de angustia, y han servido siempre para demostrar la insignificancia y la falta de valor psíquico de los sueños.

 10 [Teoría de  la personalidad (y de los sueños): ello inconsciente y  yo consciente]: El esquema que nuestras investigaciones generales, y no solamente las del problema de los sueños, nos permiten establecer, es:  Suponemos que en nuestro aparato psíquico existen dos instancias generadoras de pensamientos, la segunda de las cuales posee el privilegio de que sus productos encuentran abierto el acceso a la conciencia, mientras que la actividad de la primera instancia es inconsciente en sí y no puede llegar a la conciencia sino pasando por la segunda. En la frontera entre ambas instancias, o sea en el paso de la primera a la segunda, se encuentra una censura que no deja pasar sino aquello que le agrada, deteniendo todo lo demás. Lo rechazado por la censura se halla entonces en estado de represión. Bajo determinadas condiciones, una de las cuales es el dormir, se transforma la relación de las fuerzas entre ambas instancias, de tal modo, que lo reprimido no puede ya ser reprimido por completo. Esto sucede, hallándose dormido el sujeto, por un relajamiento de la censura, y entonces, lo hasta el momento reprimido consigue abrirse camino hasta la conciencia.  Mas como la censura no cesa jamás totalmente, sino que lo que hace es sufrir una disminución, tiene lo reprimido que tolerar transformaciones encaminadas a mitigar aquellos de sus caracteres que provocan la repulsa. Lo que en este caso llega a hacerse consciente es una especie de transacción entre lo intentado por una de las instancias y lo permitido por la otra. Represión - relajamiento de la censura - transacción, es también el esquema fundamental de la génesis de otras muchas formaciones psicopáticas y no sólo el de la del sueño. En la formación de tales transacciones obsérvanse siempre, y no únicamente en las oníricas, los procesos de condensación, desplazamiento y utilización de asociaciones superficiales, que hemos observado en la elaboración del sueño.

   Cuando el sujeto despierta, la censura recobra rápidamente toda su intensidad, y puede de nuevo destruir todo aquello que durante su debilidad ha dejado escapar. Una experiencia innumerables veces confirmada muestra que nuestro olvido del sueño demanda esta explicación. Durante el relato de un sueño, o durante su análisis, sucede con frecuencia que de repente vuelve a surgir un fragmento del sueño que se creía olvidado. Este fragmento, hurtado al olvido, contiene siempre el mejor y más rápido acceso a la significación del sueño, y precisamente por ello estaba destinado al olvido, esto es, a una nueva represión.

 11   [función del sueño] Si conceptuamos el contenido del sueño como la exposición de un deseo realizado y atribuimos su oscuridad a las transformaciones impuestas por la censura al material reprimido, no nos será ya muy difícil deducir la función del sueño. Los sueños son los protectores del dormir.     No hay objeción posible contra esta hipótesis, aunque también en los sueños existan casos extremos en los cuales no pueden ya llevar a cabo su función de proteger el reposo  - por ejemplo, en los sueños de angustia, pesadillas -, y tienen que cambiarla por otra: la de interrumpirlo a tiempo. 

12  [sueños y sexualidad]  Aquellos que acepten nuestra hipótesis de que la enigmática oscuridad y confusión de los sueños es debida a la existencia de una censura, no se extrañarán de que la mayoría de los sueños de los adultos se revelan en el análisis como dependientes de deseos eróticos. Esta afirmación no se refiere a los sueños de franco contenido sexual … El análisis nos muestra que muchos otros sueños, que no dejan transparentar nada erótico en su contenido manifiesto, se revelan al análisis  como realizaciones de deseos sexuales.

   Como explicación indicaremos que ningún otro grupo de pulsiones ha experimentado un más amplio sojuzgamiento por las exigencias de la educación civilizada como las sexuales. Desde que hemos llegado al conocimiento de la sexualidad infantil, que regularmente pasa inadvertida o es mal comprendida, podemos decir que casi todo hombre civilizado ha conservado en algún punto la conformación infantil de la vida sexual y comprendemos de este modo que los deseos sexuales infantiles reprimidos proporcionan las más frecuentes y poderosas fuerzas pulsionales para la formación de los sueños.

   [Símbolos de los sueños eróticos] Si aquellos sueños que exteriorizan deseos eróticos consiguen aparecer inocentemente asexuales en su contenido manifiesto, [se debe a que]  el material de representaciones sexuales es sustituido… por medio de símbolos, los cuales son objeto de especial interés desde que se ha observado que los sujetos que hablan un mismo idioma se sirven en sus sueños de símbolos idénticos, y también que esta comunidad traspasa en algunos casos las fronteras del lenguaje. Dado que los que sueñan no conocen la significación de los símbolos empleados, se nos presenta envuelta en tenebrosa oscuridad la procedencia de su relación con aquello que indican y representan.

   Aun cuando los estudios sobre los símbolos del sueño se hallan muy lejos todavía de un resultado definitivo, podemos ya establecer una serie de afirmaciones generales. Existen símbolos que pueden interpretarse casi siempre del mismo modo. Así, el emperador y la emperatriz (rey y reina) representan a los padres;  las habitaciones son símbolo de la mujer  y sus accesos significan las aberturas del cuerpo humano. La mayoría de los símbolos oníricos sirve para la representación de personas, partes del cuerpo y actos que poseen interés erótico. Particularmente, los genitales pueden ser representados por una gran cantidad de símbolos, con frecuencia, sorprendentes en extremo.

   Existen símbolos de difusión universal,  y otros de limitadísima aparición individual.

   Será equivocado esperar que un más fundamental conocimiento del simbolismo del sueño («del lenguaje de los sueños») nos permita prescindir de interrogar al sujeto por sus asociaciones. Aparte de los símbolos individuales y de las variantes en el empleo de los universales, no se sabe nunca si un elemento del sueño debe interpretarse simbólicamente o conforme a su verdadero sentido, y se sabe, en cambio, con seguridad, que no todo el contenido del sueño debe interpretarse simbólicamente.

   El simbolismo del sueño resulta imprescindible para la inteligencia de los llamados sueños «típicos» de los hombres y de los sueños «repetidos» del individuo aislado.

 

Sigmund Freud: Médico austríaco nacido en Moravia en 1856 y muerto en Londres en 1939.   Aunque no fue el primero en hablar del inconsciente sí fue quien le dio carta de naturaleza en el pensamiento actual a través de su teoría conocida como el psicoanálisis, concepción que reelaboró varias veces.   Entre sus obras más importantes (hasta 50) destacaríamos las siguientes: la interpretación de los sueños (1900, acta fundacional del psicoanálisis), psicopatología de la vida cotidiana (1900),  Tótem y tabú (1912),   Lecciones introductorias al psicoanálisis (1916-17),  Mas allá del principio del placer (1920),  El yo y el ello (1923),   El porvenir de una ilusión (1927) etc.

 

 

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