Aristóteles biografia y resumen

 

 

 

Aristóteles biografia y resumen

 

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Aristóteles biografia y resumen

 

ARISTÓTELES

 

Algunas citas para empezar.

- La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.

- El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.

- La esperanza es el sueño del hombre despierto.

- Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.

- La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.

- La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido.

- El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.

- Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama.

- El hombre está siempre dispuesto a negar todo aquello que no comprende.

- Los sabios tienen sobre los ignorantes las mismas ventajas que los vivos sobre los muertos.

- La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser y el humor les consuela de lo que son.

- El amor o el odio hacen que el juez no conozca la verdad.

- El hombre tiene mil planes para sí mismo. El azar, sólo uno para cada uno.

Aristóteles.

 

1. INTRODUCCIÓN

            Una pintura de Rafael, La escuela de Atenas, muestra a Platón y Aristóteles dialogando: uno, el maestro, señala hacia el cielo, mientras el otro, Aristóteles, señala hacia abajo, hacia la tierra. Se simboliza así la contraposición entre ambos como la que se da entre un hombre que cree en la realidad de este mundo y otro, para quien sólo el cielo, las realidades supraempíricas, son reales y merecen la atención del filósofo. Cabe, sin embargo, otra interpretación de esta relación, como decía Diógenes Laercio, según el cual el Estagirita (Aristóteles) fue el más genuino de los platónicos, prolongando y ampliando con su obra la del maestro. La distancia que los separa, no obstante, es bastante grande.

            Aristóteles fue un pensador e investigador infatigable. Su admiración y deseo de saber no encontraba nunca satisfacción. Sus múltiples escritos han profundizado y puesto orden en todos los ámbitos del conocimiento: astronomía, biología, física, psicología, lógica, filosofía, ética, política, economía, historia, teoría literaria,…

 

2. BIOGRAFÍA (384- 22 a. C.).

Aristóteles nació en Estagira (Macedonia), en el norte de la Grecia actual, el año 384 a.C., en el seno de una familia de médicos. Cuando era adolescente se trasladó a Atenas para formarse como filósofo en la Academia de Platón, donde permaneció durante los siguientes veinte años. Tras la muerte de Platón, Aristóteles dejó Atenas y vivió durante algún tiempo en Asia Menor, en la corte de un tirano que había sido condiscípulo suyo, con cuya hija adoptiva se casó. Posteriormente Filipo, rey de Macedonia, lo llamó a su corte y le encargó la educación de su hijo Alejandro. Poco después de iniciar Alejandro Magno su reinado, Aristóteles regresó a Atenas y allí fundó su propia escuela, el Liceo, donde desplegó una importante labor de investigación y enseñanza en las distintas ramas del saber. Con la temprana muerte de Alejandro, Aristóteles, protegido suyo, tuvo que hacer frente al sentimiento antimacedonio que estalló en Atenas. Acusado de ateísmo, Aristóteles tuvo que exilarse y se refugió en Calcis, donde moriría al año siguiente, el 322 a.C., a los 62 años de edad.

Las obras de Aristóteles pueden clasificarse, según su contenido, en los distintos grupos: Obras de Lógica, recopiladas en la antigüedad con el nombre de Órganon o “instrumento” para pensar rectamente. Escritos sobre ciencias de la naturaleza: Física, Del cielo, De la generación y corrupción, Sobre el alma... Los ocho libros de Política. Obras sobre literatura: la Retórica y la Poética. Metafísica, escritos que tratan de las causas generales de las cosas. Se trata de catorce libros, cursos impartidos por Aristóteles en el Liceo. Los diez libros de la Ética a Nicómaco, etc. Se habla de 170 títulos, aunque se conservan 47.

 

3. CONTEXTO HISTÓRICO, FILOSÓFICO Y CULTURAL DE ARISTÓTELES.

 

Contexto histórico.

            En el siglo IV a. C. el reino de Macedonia constituía una pequeña pero ambiciosa potencia, cuyos monarcas guerreros soñaban con extender su territorio y obtener un reconocimiento que no poseían. Atenas, civilizada y democrática, consideraba a Macedonia como una tierra de semibárbaros y recelaba de ella. La vida de Aristóteles transcurrió entre estos dos mundos en constante conflicto: era un hombre que se halla muy cercano al poder macedonio (su padre era médico oficial, amigo y consejero de la familia real), pero, como brillante intelectual, gustaba del ambiente de la culta y refinada Atenas.

            Alejandro Magno –que fue discípulo de Aristóteles, como se ha dicho- intentará crear un gran imperio que extienda la cultura griega más allá de los estrechos límites de la Grecia clásica. Pero esta aventura terminará más tarde con la conquista de Grecia por el Imperio Romano. Estamos, por tanto, a las puertas de unos cambios muy profundos en la manera griega de entender la vida social y política.

 

Contexto filosófico-cultural.

            Distingamos entre las influencias filosóficas de Aristóteles y los estrechos vínculos entre ética y política en la cultura griega, con especial referencia a Aristóteles:

            1) Aristóteles desciende de familia de médicos destacados por su dedicación a la investigación empírica. Es destacable este hecho porque la educación de nuestro autor estuvo impregnada de este talante investigador y empirista, como se manifestará en el desarrollo de su pensamiento. En la adolescencia se incorporará a la Academia de Platón, donde permanecerá durante 20 años, rodeado de los sabios más notables. Tras esto fue un crítico notable del platonismo, pero sin salir de su marco. Más tarde, fundará su propia escuela, el Liceo, donde investigará y enseñará, denominándose a sus miembros “peripatéticos” por su práctica habitual de teorizar mientras paseaban.

            2) Ética y política son inseparables en la cultura griega. Para los sofistas, desde su posición relativista y escéptica, ambas son convencionales. Platón, por su parte, las vincula estrechamente a través de su idea de Justicia (cada parte del alma así como cada grupo social deben cumplir con su función). Aristóteles ya no sueña, como en el caso de su maestro, con un ideal de Estado Justo y utópico, pero tampoco hace una propuesta individualista de felicidad y libertad, como posteriormente harán Epicuro (hedonismo: felicidad = placer sabiamente administrado) o el estoicismo (felicidad = autodominio racional y actitud imperturbable ante el destino). Aristóteles percibe la crisis de su cultura y pretende darle una respuesta desde su filosofía moral y política. Procura sacar partido de la realidad que le rodea (estudia numerosas Constituciones, por ejemplo), proponiendo un sistema político que combine formas democráticas con valores aristocráticos. En cuanto a su ética es eudemonista y teleológica. Teleológica porque considera que el bien consiste en cumplir la finalidad a la que el hombre está destinado por naturaleza; eudemonista, porque sostiene que esa finalidad es la felicidad. Su política es una continuación de esos principios: el fin del hombre, su felicidad, no es un problema individual, sino social y político. Sólo en la polis puede existir la felicidad del individuo, ya que el individuo está subordinado al Estado, al contrario que en la filosofía helenística posterior.

 

4. FÍSICA: NATURALEZA Y CAUSALIDAD.

 

4.1. Concepción de la naturaleza (physis).

            Es en el cuarto libro de la Metafísica donde hace una recopilación de las distintas definiciones que se han dado al término “physis”.Son siete:

                        1.- Origen y nacimiento: Es el uso más general pero parece una falsa interpretación etimológica.

                        2.- Aquello de lo que las cosas se desarrollan: Sería sinónimo de simiente.

                        3.- La fuente del movimiento o del cambio en los objetos naturales (los que se mueven a sí mismos).

                        4.- La materia primitiva de las que están hechas las cosas.

                        5.- La esencia o forma de las cosas naturales.

                        6.- Esencia o forma en general (éste es el uso de Platón).

                        7.- (Síntesis de las anteriores) Esencia de las cosas que poseen el principio del movimiento en sí mismas.  Nos centraremos en esta última definición. Así será fácil entender la distinción entre seres naturales y artificiales. Los primeros tienen intrínseca la fuente o principio del movimiento/cambio (en ellos mismos) y los segundos tienen el movimiento accidentalmente, es decir, recibido de otros. Por ejemplo, el crecimiento de un pino es un cambio natural; cortarlo por parte del leñador es un cambio violento; y la construcción con su madera de una mesa es un cambio de tipo artístico o técnico. La diferencia entre el primer tipo de cambio/movimiento y los siguientes radica en que en el primer caso la fuente del cambio está en el propio pino, es interna al pino, en cambio, los otros cambios no son naturales porque son originados por un agente exterior a la sustancia, en este caso el pino.

            Para Aristóteles la naturaleza es el conjunto de las cosas que se mueven a sí mismas / que cambian desde sí mismas, por lo tanto, es proceso, desarrollo y cambio. Pero si algo cambia es porque pasa de un estado o modo de ser a otro, y esto exige tres elementos: Lo que fue; lo que será; y, lo que permanece o subyace (pensad, por ejemplo, en el agua que puede estar en estado sólido, líquido y gaseoso; o la semilla que se convierte en árbol o el gusano de seda que se convierte en mariposa).

            Los cambios en la naturaleza no ocurren porque sí, sino que bajo la influencia de sus estudios biológicos, Aristóteles estableció la doctrina de la teleología, según la cual cada ser en la naturaleza tiende a alcanzar la perfección que le es propia (actualizar sus capacidades naturales). Tal perfección o finalidad que orienta los procesos naturales es inmanente, es decir, el bien o fin al que tienden todos los seres naturales es interno a ellos mismos.

 

4.2. Posibilidad del cambio/movimiento en la naturaleza.

            Desde los presocráticos una preocupación frecuente entre los filósofos ha sido encontrar una explicación racional para lo que les rodeaba. Hacer comprensible y clara la naturaleza. Ese interés por la naturaleza pronto se tradujo en una investigación sobre el cambio y el movimiento, verdaderos protagonistas del mundo natural. La física es la ciencia que estudia los seres naturales y la posibilidad de cambio en éstos.

            La realidad del movimiento o cambio parece un hecho incuestionable, según nos manifiesta la propia experiencia (la noche sucede al día, la lluvia al sol, la vejez a la juventud,…), sin embargo, en la tradición filosófica encontramos pensadores como Parménides (recuérdense las conclusiones que se derivan de su afirmación, “el ser es y el no ser no es”) que afirmará tajantemente la imposibilidad racional del movimiento. Aristóteles, sin embargo, va a refutar la propuesta de Parménides.

            Para Parménides el cambio es imposible ya que equivaldría al tránsito del no ser al ser o del ser al no ser. Aristóteles, sin embargo, considera que Parménides comete un error en su argumentación al utilizar las nociones de “ser” y “no ser” en un sentido único, cuando, según Aristóteles tienen dos sentidos. Hay, según nuestro autor, un “no-ser absoluto” (algo que no es ni puede llegar a ser) y un “no-ser relativo” (algo que no es, pero puede llegar a ser). Dicho con un ejemplo: si hablamos de “no-ser absoluto”, pensemos en una piedra y un árbol. Una piedra ni es ni puede llegar a ser un árbol, por tanto, tal cambio es imposible, sin embargo, en el caso del “no-ser relativo” una semilla no es un árbol, pero puede llegar a serlo. En este caso sí que es posible el cambio.

            Según Aristóteles, en los casos de “no-ser relativo” es posible el cambio. Define cambio o movimiento como tránsito de la potencia al acto,  considerando que algo está en potencia cuando no es, pero puede llegar a ser algo  (la semilla no es un árbol, pero potencialmente sí lo es porque puede llegar a serlo en el futuro) y algo está en acto cuando actualmente es ese algo (el árbol es árbol en acto, lo es en ese momento).

            Existen diversos tipos de cambio. El cambio más profundo que experimentan los cuerpos es la generación y la corrupción. Los animales, por ejemplo, ingieren como alimento sustancias vegetales, destruyéndolas o convirtiéndolas en sustancias animales que incorporan a su propio cuerpo. La materia, que desposeída de toda forma subyace en este cambio sustancial, recibe el nombre de materia prima o primera, y la forma que recibe con el cambio se denomina forma sustancial por dar lugar a la constitución de una nueva sustancia (otro ejemplo de cambio sustancial, siguiendo con el ejemplo señalado anteriormente, sería la semilla que se convierte en árbol). Otro tipo es el cambio accidental, en el que no se generan o destruyen sustancias, sino que éstas sufren modificaciones en aspectos no esenciales (el mármol que se convierte en estatua sigue siendo mármol).

                       

4.3. Teoría de las cuatro causas.

            Aristóteles es de la misma opinión que Platón. El conocimiento científico consiste en la búsqueda de las causas y lo que de universal hay en las cosas. Pero disiente en situar determinadas causas y, especialmente, lo universal, fuera de las cosas mismas. Conocer algo científicamente es conocer sus causas, ya que éstas explican los procesos y cambios en la naturaleza. Las causas son aquello que es necesario para que se produzca un fenómeno.

            Además de la consideración estática que de los entes hace Aristóteles, los estudia también en su aspecto dinámico. En su hacerse y destruirse: en su capacidad de producir o de colaborar en la producción de otros entes. Estos procesos son posibles gracias a diversos tipos de causas. Aristóteles habla de cuatro tipos de causas, divididos en dos grupos:

            - Causas intrínsecas:             Causa Material y Causa Formal.

            - Causas extrínsecas:            Causa Eficiente y Causa Final.

 

            Causas intrínsecas

                         No son causas estrictamente productivas, son causas posibilitadoras. Hacen posible todo proceso, porque la materia es el elemento que recibe en sí toda determinación, la materia de la que algo está hecho (¿DE QUÉ?) y la forma consiste en esa misma determinación producida en el proceso, es decir, en las cualidades específicas del ente (cosa), que hace que una cosa sea tal cosa y no otra (¿QUÉ?).

            Causas extrínsecas

                        La causa eficiente es la encargada de poner en marcha y de realizar el proceso, es la causa activa o productiva propiamente. La eficacia, la rapidez, etc., de un proceso suele depender de la causa eficiente (¿POR QUÉ?). A la vez, la causa final es la encargada de dirigir u orientar la trayectoria del proceso, ya que llamamos fin a aquello por razón de lo cual, o en orden a lo que, se hace algo. Todo se hace con vistas a un fin o meta. (¿PARA QUÉ?)

            Ej.: Miguel Ángel, el escultor: Causa eficiente.

                   El propósito de la estatua (decorar): Causa Final.

                   Mármol: Causa Material.

                   El aspecto o figura de la escultura: Causa Formal.

           

5. DE LA FÍSICA A LA METAFÍSICA. LA TEOLOGÍA.

 

5.1. La realidad: física y metafísica.

            La Metafísica aristotélica comprende una serie de tratados que escribió el filósofo en los últimos períodos de su vida, después de su ruptura con la Academia y el platonismo en general. Sin embargo, él no le dio este título a dicha obra, sino su traductor y recopilador: Andrónico de Rodas. Fue éste el que tituló así a estos tratados aristotélicos que colocó después de los libros de la Física. De ahí el nombre "ta meta tá Physicá": más allá de la Física.

            El nombre tuvo buena acogida y se ha usado para denominar hasta nuestros días a una disciplina filosófica que versa sobre el ser. Sin embargo, la metafísica aristotélica mantiene una dualidad problemática en torno a la materia de que trata: metafísica designa no sólo a la ciencia más general que existe (opuesta por ello a las ciencias particulares), por ser una ontología o "Ciencia del ser ( tó ón) en cuanto ser y sus atributos esenciales", sino que él mismo denominó a esta ciencia filosofía primera o sabiduría, y en ese sentido puede asimilarse a la teología, es decir, una ciencia particular entre las demás, que junto con la Física (o filosofía segunda) y las Matemáticas constituirían las tres divisiones teóricas de la Filosofía.

            En algo coinciden, no obstante, la ciencia del ser en cuanto ser y la teología: en que ambas son ciencias de los primeros principios, es decir, de aquellos que fundamentan cualquier "región" de ser, en el resto de las ciencias particulares. Por este motivo la metafísica luego se dividió en metaphysica generalis (o ciencia del ser) y metaphysica specialis (o ciencia del ser supremo, aunque particular). Pero esta definición no es aristotélica, sino bastante posterior.

            De todo lo dicho se desprende la dificultad inherente al problema del ser. Veámoslo:

 

            Cada uno de nosotros somos, es decir, tenemos ser, existimos.

            Algunos somos perezosos y otros somos estudiosos.

            Muchos son morenos; otros muchos son castaños.

            Cada cierto tiempo son las nueve y media o es primavera.

            Algunas cosas son cálidas y otras son amarillas.

            Unos son de izquierdas y otros son de derechas.

 

De las diferencias no cabe dudar. Sin embargo, hay algo que une íntimamente a toda esta pluralidad de cosas, incluso a las contrarias: todas son. Tienen ser. Sobre todo lo que pensamos podemos afirmar su existencia, incluso de lo fabuloso también: las sirenas, los centauros son, aunque sean una ficción.

 

            Pero si todo tiene ser de alguna manera, ¿Lo poseen con idéntico sentido? ¿Se trata de la misma forma de ser? ¿Hay un solo ser o una sola forma de ser de la que participamos o hay múltiples formas de ser? ¿Tiene el mismo sentido la cópula "ser" en las proposiciones "yo soy un hombre" y en "yo soy un impuntual"? ¿Puede un hombre dejar de ser hombre a ratos?¿Y un impuntual no serlo más o, por lo menos, caritativamente dejar de serlo alguna vez?

            Según Aristóteles, todos los sentidos del verbo ser se deducen de un análisis de las proposiciones copulativas, es decir aquéllas que conectan un predicado con un sujeto: "Sócrates es hombre"; "Alejandro es músico"; "Mónica es mayor que José"; "El alquiler es muy caro", etc.

            La estructura es la misma: A (sujeto) es B (predicado), pero los tipos de predicación, no se refieren al sujeto de la misma manera. Sócrates es hombre responde a la pregunta ¿Qué es Sócrates? Es decir, nos muestra la esencia (hombre) de un sujeto (Sócrates), definiéndolo.

            Sin embargo, "Alejandro es músico" o "el alquiler es caro" no responde a la esencia de ese sujeto, ni lo define: Alejandro esencialmente es hombre y accidentalmente es músico. Uno puede dejar de ser impuntual o músico pero, hasta que muera, no puede dejar de ser hombre.

            Todos estos sentidos del ser o tipos de predicación son denominadas por Aristóteles “categorías”, que deriva de la palabra griega “atribución”. El predicado "hombre" no se refiere al sujeto de la misma manera que el predicado "caro" o "músico". Hombre hemos visto que se refiere a la esencia de un sujeto, es decir, lo que responde a la pregunta ¿Qué es algo? Las esencias definen a los sujetos. Por eso si en un diccionario buscamos la palabra "alquiler" no se nos dice nada acerca de su precio ni sobre si es caro o barato: éstos predicados no responden a la pregunta ¿Qué es un alquiler? sino a una cualidad o característica del mismo que no es esencial: su precio.

            El ser puede predicarse de varios modos, y éstos son el objeto de la Metafísica. Dichos modos o formas de ligar un predicado a un sujeto son las categorías. Aristóteles enumera diez, a saber: substancia o esencia y accidentes (cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, estado, situación, acción y pasión).

            Las diez categorías de Aristóteles son los distintos modos en que atribuimos un predicado a un sujeto y son, en definitiva, los distintos modos de ser (que tiene algo).

            La Lógica estudia las diversas formas válidas de argumentar y construir juicios con los conceptos que designan al ser y sus categorías. La lógica aristotélica se basa en el principio de no-contradicción; y toma como estructura básica del razonamiento el silogismo.

            La Metafísica, concluyendo, es una ciencia que trata el ente en general, distinguiéndose de la Física (en realidad, metafísica de la naturaleza), que estudia un tipo de entes en particular. El estudio más general debe ser anterior al particular. Del mismo modo la ciencia más general, la metafísica, debe tratar los principios más generales, los primeros, en los cuales se basará cualquier otra ciencia (principio de no-contradicción, por ejemplo). Por Metafísica se entiende, entonces, el estudio del ente en cuanto ente, es decir, por el hecho de ser. Dicho de otro modo, preguntamos por qué es y por qué es lo que es.

           

5.2. Dios, de la metafísica a la teología.

            Al final de la “Física”, Aristóteles afirma la eternidad del movimiento (cadena infinita de generación y corrupción, por ejemplo); pero, también afirma la existencia del primer motor, causa del movimiento eterno del cosmos. En efecto, el movimiento exige una causa a la que llamamos motor. En general, todo lo que se mueve es movido por otro (motor). No cabe suponer una cadena infinita de motores, porque eso niega un primer motor; y si negamos el primero y también el segundo, etc, hasta éste que ahora es evidente que mueve, no sería sensato. Luego, ha de admitirse un primer motor inmóvil, origen de todo movimiento. Aquí se entiende el primer motor como causa eficiente, que comunica el movimiento en contacto con el resto del cosmos. Mueve sin ser movido, sin recibir el movimiento, como reacción. El movimiento del cosmos es eterno y posee un primer motor. No hay contradicción. El primer motor mueve desde toda la eternidad.

            Se entiende mejor en la formulación de la “Metafísica”. Aristóteles concibe ahora el primer motor inmóvil como causa final. Atrae todo el cosmos hacia él, comunicando así el movimiento (“es objeto de amor o de deseo”). Está claramente separado del cosmos, es acto puro (carece de potencias, no es móvil), autosuficiente, inmaterial; es Dios, inteligencia ordenadora que sólo se piensa a sí misma.

 

6. PSICOLOGÍA: DOCTRINA DEL ALMA.

            Aristóteles tiene una concepción hilemórfica del hombre, que es la que vamos a explicar, pero al principio, como discípulo de Platón, pensó que el hombre era una realidad dual. Cuerpo y alma eran sustancias distintas. En “Sobre el alma”, sin embargo, entiende que ni el alma ni el cuerpo son sustancias completamente independientes, sino que ambas constituyen una unidad sustancial. Así Aristóteles, ni es materialista, ni exageradamente espiritualista como Platón, y puede dar una explicación coherente de la unión o relación entre alma y cuerpo.

            El ser humano, al igual que el resto de los seres vivos, es un ser animado, es decir, tiene alma (ya no es algo exclusivo del ser humano, como en Platón, por ejemplo). La palabra “alma” tiene su origen en el término griego “psykhe”, que en un sentido primigenio significaba “aliento, vida”. Alma y vida son dos conceptos cercanos y prácticamente sinónimos. El alma es lo que da vida a la materia o cuerpo y, por ello, su posesión distingue a los seres vivientes de los seres inertes.

            A pesar de que el alma es el principio vital que mueve y da vida al cuerpo, podemos concluir que ésta, para existir, depende tanto del cuerpo como la vista del ojo o la sonrisa de la boca. No hay, por tanto, una oposición entre cuerpo y alma como en el caso de Platón que las consideraba realidades de naturaleza distinta. Para Aristóteles, cuerpo y alma no son opuestos sino complementarios.

            Clases de alma: Hay tres clases de alma: Vegetativa, Sensitiva y Racional. La pregunta sería: ¿Tiene el hombre tres almas o tiene el alma tres funciones? El alma racional es exclusiva del ser humano e incluye todas las capacidades de los tipos de alma inferiores. Para Aristóteles, las plantas tienen un alma (vegetativa), los animales otra (sensitiva) y los hombres otra (racional). La vegetativa se caracteriza por ser nutritiva y reproductiva. Tiene como objetivo la conservación de la especie. La sensitiva es apetitiva y motora, estando relacionada con la percepción sensible, la atracción o rechazo ante lo percibido y la capacidad de trasladarse. La racional, por su parte, permite conocer el mundo y a uno mismo, así como llevar a término la acción mejor.

            Si el alma racional puede realizar operaciones al margen de la materia (el conocimiento intelectual o no sensible), es porque ella está al margen de la materia, es decir, es espiritual.

            Para Aristóteles la actividad humana se divide en dos campos: El conocimiento y la voluntad. La voluntad es siempre posterior al conocimiento (intelectualismo), y tiene dos fases de actuación: la deliberación y la ejecución. La deliberación es el cálculo de las consecuencias del futuro acto. La ejecución es precisamente la realización del acto mismo.

 

7. ÉTICA: VIRTUD Y FELICIDAD.

 

 7.1. La felicidad.

Aristóteles se pregunta por el bien supremo y más absoluto que debe regir toda la actividad humana, definiéndolo de la siguiente manera: el fin supremo de toda la actividad del hombre es la felicidad (eudemonismo), ya que la felicidad es el único bien que se busca por él mismo (todos los demás bienes, ya sean riquezas, salud, inteligencia, placeres,… se buscan como medio para algo).

            Todos los hombres en principio están de acuerdo en que la felicidad existe. La diferencia está en qué se entiende por felicidad. Algunos sitúan la felicidad en un aspecto concreto (salud, riqueza, placer, poder,...). Otros entienden la felicidad de modo absoluto, es decir, más que un bien para los hombres es un bien en sí mismo. Entre el subjetivismo primero y el objetivismo radical, Aristóteles se sitúa a medio camino. Se plantea, por tanto, la pregunta básica de concretar en qué consiste la felicidad, ante la que considera que caben dos actitudes:

            1) Que cada cual determine por sí mismo qué puede hacerle feliz. Tal actitud subjetivista es inadecuada, según Aristóteles, porque se desentiende de la cuestión sin intentar contestarla.

            2) Adoptar una actitud teórica, como hace Aristóteles, lo que le lleva a analizar la naturaleza humana para poder contestar a la pregunta. Como otros filósofos anteriores, -sofistas, Sócrates y Platón-, Aristóteles se plantea el tema analizando la naturaleza humana, desde su concepción teleológica de la naturaleza, lo que le lleva a afirmar que cada ser es feliz realizando la actividad que le es propia y natural.

            Como la actividad más propia y natural del ser humano, la que lo define, es la intelectual, se deduce que la forma más perfecta de felicidad ha de ser la actividad contemplativa, el teorizar, el pensar, el filosofar. Pero Aristóteles sabe –como también vio su maestro Platón- que el hombre no es sólo razón. Una vida dedicada por entero a teorizar sólo le sería posible si no tuviese necesidades corporales, problemas económicos, conflictos sociales, etc. Este ideal de felicidad, por tanto, es más propio de Dios que del ser humano que habrá de contentarse con una forma más rebajada de felicidad.

             Aristóteles afirma que el bien y el fin del hombre ha de ser algo práctico y realizable. Si lo característico del hombre es poseer alma racional y lógicamente perfeccionarla, a la par que satisfacer sus necesidades, la felicidad no es otra cosa que la actividad del alma racional ejerciéndose conforme a la virtud, para lo que será necesario: poseer ciertos bienes corporales (salud, placer, etc.), bienes exteriores (alimentos, ropa, hogar, etc.) y, muy especialmente, la posesión de virtudes.

 

7.2. Las virtudes.

            La vida racional no es sólo teórica, sino también práctica, por eso hay dos tipos de virtudes: Virtudes intelectuales o dianoéticas (las teóricas, que perfeccionan el conocimiento), y virtudes morales o éticas (prácticas, que perfeccionan el carácter, el modo de ser, de comportarse). Para determinar qué es la virtud debemos fijarnos en la etimología. La palabra griega “areté” (virtud) significa excelencia. Hacer que nuestro conocimiento sea excelente es lo propio de las virtudes dianoéticas, que son: arte (techne, capacidad de saber hacer o producir de modo racional), sabiduría (sofía, comprensión teórica de la realidad mediante la razón contemplativa), ciencia (episteme, conocimiento objetivo de aquello que es demostrable), entendimiento (nous, habilidad de captar los principios más generales o axiomas de la ciencia) y, por último, prudencia (frónesis, sabiduría práctica, recto juicio, guía de la existencia que permite aplicar los principios generales a las situaciones concretas). Ésta última, la prudencia, es fundamental, ya que es ética y dianoética. Entre las virtudes éticas cabe destacar también la templanza, la fortaleza, la veracidad, la justicia, la valentía, la amabilidad, la generosidad, etc.

            Aristóteles define la virtud ética como hábito voluntario, que exige esfuerzo y constancia, permitiéndonos elegir en cada momento lo más correcto y conveniente. Lo más correcto consiste en el término medio, determinado según la prudencia, entre dos extremos. Las virtudes, por tanto, exigen una disposición permanente y una elección voluntaria. Son hábitos, una manera o aptitud permanente de comportarse en un sentido determinado. Sin embargo, no todos los hábitos son virtuosos. Lo son aquellos que evitan el exceso y el defecto, aspirando a un justo término medio.

            Las distintas virtudes son el término medio razonable entre dos posiciones extremas, una excesiva y otra defectuosa: así, la valentía es la virtud intermedia entre la cobardía y la temeridad; la moderación, la virtud entre la represión rigorista y el desenfreno; la amabilidad el término medio entre el malhumor y la adulación, etc.

            Otra virtud ética muy importante para Aristóteles, junto a la prudencia, es la Justicia. Cabe entenderla de dos modos:

            a) como virtud general, sería la virtud integral del hombre que posee todas las virtudes. Esta justicia general la denomina Aristóteles justicia legal y consiste en el cumplimiento de las leyes, ya que el conjunto de las leyes determina prudentemente los modos virtuosos de comportarse.

             b) como virtud particular regula las relaciones interpersonales imponiendo un trato equitativo, pudiendo ser, a su vez, justicia aritmética (exige que a todos los implicados se les de exactamente lo mismo) y justicia distributiva (exige que a cada uno de los implicados se le de en proporción a sus méritos).

           

8. POLÍTICA: CARÁCTER COMUNITARIO DEL BIEN.

 

            Ética y política se identifican, según Aristóteles: son dos aspectos de un mismo conocimiento práctico que se ocupa del bien humano y que se rige por la prudencia. Esta identificación de ética y política procede, en último término, del carácter esencialmente social del ser humano. Al definir el hombre como animal político o social concluye que el bien supremo o la felicidad sólo es alcanzable dentro de una sociedad que tenga como fin el bien común.

            Aristóteles, frente a la consideración de los sofistas de que la sociedad es producto de la convención, afirma que la sociabilidad es un rasgo esencial de la naturaleza humana. La condición humana es intermedia entre las bestias y los dioses. En efecto, la vida en sociedad es imposible para las bestias e innecesaria para Dios, que es autosuficiente.

            La vida en comunidad, para el ser humano, tiene lugar en distintos niveles: en la familia, en la aldea, y, finalmente, en el Estado (polis), que es la forma más perfecta de comunidad, ya que es autosuficiente y tiene como fin facilitar a los ciudadanos una vida buena, digna y feliz. Sólo en el Estado puede el hombre alcanzar su perfección y vivir una vida plenamente humana.

            En cuanto a las formas de gobierno, Aristóteles ya no habla de la mejor forma de gobierno sino de formas legítimas o ilegítimas de ejercerlo. Esto lo sitúa en una órbita de pensador menos especulativo que su maestro Platón y más próximo a los planteamientos empíricos de la ciencia política.

            En la clasificación que Aristóteles hace, toma como doble criterio el número de gobernantes y la consideración de si el poder se ejerce para lograr el bien común o no. Conjugando ambos criterios, establece tres formas legítimas de gobierno y tres ilegítimas que, en realidad, son desviaciones de las primeras:

            Aristóteles reconoce tres tipos de Estado u organizaciones de la polis legítimas: Monarquía, Aristocracia y Democracia. Lo que caracteriza a la democracia es que todos los ciudadanos participan del poder y tienen los mismos derechos. La aristocracia reduce la participación en el poder a una minoría (los considerados más aptos), y la monarquía a uno solo. Para Aristóteles, cualquiera de estos regímenes es legítimo mientras tenga como fin el bien común, la realización de la justicia en la polis y no el beneficio particular del gobernante.

            Admite que cualquiera de estas formas de Gobierno puede degenerar hacia la injusticia, cuando se abandona el ideal de bien común y se orienta el poder en provecho de quien gobierna, apareciendo así la tiranía, la oligarquía y la demagogia (respectivamente degradación de los anteriores).

Esencia es lo que designamos en la definición, por lo que algo es eso y no otra cosa.

Forma es aquello por lo que la materia es de una especie o de otra. Pero, además, la forma es, junto con la materia, un principio constitutivo del ser o de la sustancia. Si designamos un objeto por lo que es válido para todos los de su especie (su universal), nombramos la esencia, mientras que la forma es sólo propia de la sustancia individual.

 

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Autor del texto: Juan Ramón Tirado Rozúa

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