Manifiesto de Manzanares resumen y tema
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Manifiesto de Manzanares resumen y tema
1. Moderados y Progresistas.
A partir de 1833, con la muerte de Fernando VII, se termina en España, al menos teóricamente, el Antiguo Régimen y empieza una monarquía parlamentaria. Pero el Liberalismo español dista mucho de ser algo homogéneo. Por el contrario, entre los liberales había enormes diferencias, Los liberales se dividían en dos grupos:
Moderados: este grupo estaba formado por grandes terratenientes y empresarios, la alta nobleza y el alto clero. Los moderados pretendían llevar a cabo las menores reformas posibles: nada de libertades de prensa, opinión o asociación. Además, creían que la monarquía debía seguir ostentando grandes poderes. Por supuesto, querían evitar a toda costa que el pueblo interviniera en la política, lo que les llevaba a defender un sufragio muy restringido (Entre el 2 y el 4% de la población). Por último, eran personas de grandes convicciones católicas y no deseaban que la Iglesia perdiera ninguno de sus privilegios tradicionales.
Progresistas: entre ellos predominaban las clases medias y la burguesía industrial. Pretendían llevar a cabo transformaciones más profundas, barrer las costumbres del sistema feudal, hacer reformas agrarias y quitarle poder político a la Iglesia. Pero en absoluto deseaban que el pueblo tomara las riendas del poder (de hecho, también ellos defendían un sufragio censitario aunque sí eran partidarios de que se ampliara el censo electoral). Lo que de veras deseaban era que España acabara siendo un país capitalista en toda regla, moderno e industrializado. Y para conseguirlo había que acabar con todos los restos del Antiguo Régimen. Sin embargo, nunca demostraron una verdadera preocupación por los derechos ni por la vida del obrero o del campesino.
Isabel II reinó desde 1843 a 1868, y durante casi todo este tiempo los moderados, a quienes la reina siempre apoyó, gobernaron España. Al frente de éstos estuvo durante muchos años el general Narváez, que al igual que antes Espartero, acabó convirtiéndose en un auténtico dictador.
Los moderados defendieron siempre los intereses de los grandes terratenientes nobles y no nobles; su política fue siempre enormemente conservadora: de hecho ellos promulgaron la más conservadora de las constituciones que ha tenido España: la de 1845. Esta constitución reducía aún más el censo electoral que la de 1837, daba enormes poderes a la corona y declaraba de nuevo el carácter católico del estado español.
Por lo demás, los moderados mantuvieron siempre muy buenas relaciones con la Iglesia católica: frenaron la desamortización e incluso devolvieron parte de los bienes expropiados por Mendizábal. Por supuesto la Iglesia, que antes había estado tan cerca del carlismo, ahora apoyó firmemente a Isabel II.
En la constitución de 1845 el estado quedaba aún más centralizado: hacienda, administración, educación, etc., todo dependía de Madrid. Sin embargo, los moderados no se atrevieron a quitar a Navarra y al País Vasco sus antiguos fueros, por miedo a una nueva rebelión carlista.
Por último, los moderados suprimieron la Milicia Nacional, que tan revolucionaria había sido, y crearon en cambio la Guardia Civil, un cuerpo de policía organizado con una estructura militar y encargado de mantener el orden público y la propiedad privada, sobre todo en las zonas rurales.
Durante el reinado de Isabel II los progresistas solamente gobernaron durante dos años (Bienio Liberal) después de un golpe de estado protagonizado por el general Leopoldo O`Donnell (la llamada “vicalbarada”). Aprovecharon este corto período para iniciar la construcción de nuestra red de ferrocarriles y para emprender la segunda de nuestras desamortizaciones (la de Pascual Madoz).
El reinado de Isabel II concluyó con la vuelta al poder de los moderados y con varios gobiernos de O`Donnell. Este político se dio cuenta de que el partido moderado estaba completamente “quemado” después de tantos años de gobierno, y de que era incapaz de solucionar los problemas de España. Trató de aportar “aire nuevo” a su gobierno y para eso creó una nueva formación política llamada “Unión Liberal”, formada por políticos a medio camino entre el moderantismo y el progresismo. La Unión Liberal gobernó durante varios años hasta que Isabel II, que era enormemente conservadora, acabó por oponerse a las decisiones del propio O’Donnell y lo destituyó. Como podemos ver, al final la monarquía se encontraba totalmente agotada y desprestigiada, incapaz de dirigir con coherencia el destino del país.
2. Etapas políticas del reinado de Isabel II. (Lo podéis mirar por los apuntes de clase, pero aquí está más completo).
Isabel II fue coronada el 10 de noviembre de 1843, con tan sólo trece años de edad. Su reinado duró unos veinticinco años, que se caracterizaron por el ascenso de los moderados, que estuvieron casi siempre en el poder. A la vez, poco a poco España se iba industrializando, aunque a un ritmo lento y con grandes diferencias entre regiones. También en esta etapa vemos cómo las relaciones entre Iglesia y Estado vuelven a ser buenas y asistimos, por último, a una creciente centralización del poder.
a. La década moderada (1844-1854). Durante estos primeros diez años, los moderados, liderados casi siempre por el general Narváez, tienen el poder. Isabel II no está dispuesta a dejar que gobiernen los progresistas, a quienes considera anticlericales y revolucionarios. Así, éstos se darán cuenta muy pronto de que sólo mediante el pronunciamiento militar podrán llegar a gobernar. No es extraño, pues, que en España los progresistas, frustrados y cada vez más enemistados con la reina, se vayan volviendo más radicales. Así, en 1849 el Partido Progresista se divide y de su ala izquierda acaba naciendo el Partido Demócrata, que ahora defiende el sufragio universal. A la vez, Narváez tendrá que hacer frente a numerosas rebeliones y actuará con suma dureza ante progresistas y demócratas.
Entre las medidas tomadas por los moderados debemos mencionar las siguientes:
-Centralizan cada vez más la administración: de ahora en adelante los miembros de las Diputaciones Provinciales serán elegidos directamente por el gobierno, y los alcaldes serán designados por la propia reina. A la vez, en 1851 se redacta un nuevo Código Penal que suprime la existencia de cualquier fuero particular que existiera en ciudades, comarcas o provincias españolas desde tiempos antiguos. Finalmente, la antigua Milicia Nacional el suprimida y sustituida, poco después, por la nueva Guardia Civil.
-Los moderados promulgan la constitución más conservadora que ha tenido nunca España, la de 1845. Esta constitución da enormes poderes a la Corona: la reina puede elegir a los miembros del Senado (entre la nobleza, altos cargos de la Iglesia y de la política). Además, esta cámara tiene mayores poderes que el Congreso de los Diputados. Estos últimos son elegidos mediante un sufragio censitario reducidísimo (de menos del 1%; el censo electoral quedaba reducido a unas 100.000 personas). Si a ello le sumamos las medidas centralizadoras antes nombradas, nos daremos cuenta de que esta constitución hace que España vuelva casi a los tiempos del absolutismo. La soberanía ni siquiera pertenece ya a la nación, sino al rey y a las cortes.
-Con la llegada de los moderados, España recupera sus buenas relaciones con la Iglesia. Isabel II frena la desamortización de Mendizábal e incluso devuelve tierras al clero. Además, en 1851 firma un acuerdo con el Vaticano según el cual el Estado Español se encargará de mantener al clero católico pagando, entre otras cosas, un sueldo a sacerdotes y religiosos en general. Finalmente, España es un Estado Católico y cualquier otro culto religioso queda prohibido en nuestro país.
b. El Bienio Progresista. En 1852 Juan Bravo Murillo consigue disolver las cortes y ser nombrado jefe del gobierno por la reina. Se trata de un político aún más conservador, si cabe, que el propio Narváez (de hecho, pretende aprobar una constitución aún más restrictiva que la de 1845). Bravo Murillo es tan reaccionario que asusta a los propios moderados, que hasta ahora habían estado muy unidos. A esta situación se le une el malestar de las clases populares por la subida de los precios en esta época, así como su desprecio a la reina, a quien se acusa de tener una vida sexual escandalosa. Todo este descontento provoca en el año 1854 un nuevo golpe de estado, liderado en este caso por el general Leopoldo O’ Donnell, al que poco después se suman levantamientos en varias ciudades españolas. Finalmente Isabel II, presionada por los rebeldes, acaba dando el poder a un progresista “histórico”, el general Espartero. Durante dos años los progresistas gobernarán España con una mezcla de lentitud e indecisión. Entre sus medidas debemos nombrar las siguientes:
- Tratarán de aprobar una nueva constitución algo más avanzada que la de 1837, aunque no les dará tiempo a conseguirlo.
-Llevarán a cabo la segunda de las desamortizaciones españolas: la de Pascual Madoz, que afectará de nuevo a los bienes de la Iglesia y también ahora a las tierras comunales de los ayuntamientos.
-Con la Ley de Ferrocarriles, aprobada en 1855 se iniciará la construcción de nuestra red ferroviaria.
-Intentarán controlar más a bancos y sociedades mercantiles: el Banco de España se convierte ahora en el único organismo que puede emitir billetes.
Este gobierno progresista dura tan sólo dos años. A partir de 1855 la situación empieza complicarse en España. Asistimos ahora a una auténtica oleada de protestas obreras en Cataluña y en otros puntos de España. Ante esto, la clase alta se vuelve más conservadora y exige orden. La prensa más reaccionaria caldea el ambiente acusando a los anarquistas de todo tipo de violencias y al gobierno progresista de ser demasiado blando con los obreros. Ante toda esta situación, la reina acaba cesando a Espartero y le da el poder a O’Donnell, más moderado y, a la vez, mucho más duro con las manifestaciones obreras.
c. La vuelta de los moderados. Desde 1856 hasta 1868 los moderados vuelven a gobernar España a menudo bajo el mando de O’Donnell. La Constitución de 1845 vuelve a entrar en vigor. O’Donnell intenta en esta etapa crear un nuevo partido político a medio camino entre el Moderado y el Progresista (trata de atraer tanto a los moderados menos conservadores como a los progresistas menos radicales para formar una especie de “partido de centro”). Fruto de estos intentos acabará naciendo la llamada Unión Liberal, con la que O’Donnell gobernará durante varios años. Por suerte, estamos asistiendo a una etapa de notable crecimiento económico: aumentan las exportaciones y se desarrolla el ferrocarril (aunque a menudo crecemos gracias a los capitales extranjeros). Pero la desamortización de Madoz continua, y eso provoca muchas protestas de los campesinos, pues éstos tienen ahora que soportar la pérdida de las tierras comunales de los ayuntamientos, que eran un complemento económico imprescindible para ellos.
En cuanto a la política exterior, España emprende ahora actuaciones encaminadas a dar a nuestro país cierta categoría como país colonizador: intervenimos en Asia (en la Cochinchina), y recuperamos nuestras relaciones con las antiguas colonias americanas. Pero lo más importante es nuestra actuación en África (para proteger Ceuta y Melilla de los ataques de las tribus marroquíes de la zona) llegando a conquistar Tetuán.
d. El Fin del reinado de Isabel II. Hacia el año 1866 se ve claramente que los moderados están agotados; el poder, ejercido durante tantos años, les ha quemado políticamente. O’Donnell ha intentado renovar la política española atrayendo a su Unión Liberal a diversos políticos progresistas para que entre “aire nuevo” en el gobierno. Pero sus relaciones con la reina han acabado naufragando pocos años antes porque sorprendentemente a Isabel –que es tan reaccionaria- la política de un hombre tan moderado como O’Donnell le parece incluso revolucionaria. En 1863 O’Donnell es cesado y vuelven al poder los políticos más conservadores: de nuevo Narváez. Pero poco a poco Isabel se va quedando sola: las protestas obreras y –ahora también- estudiantiles son cada vez más intensas. Además, los progresistas están claramente decididos a echar a la reina de España, pues sólo así podrán llegar a gobernar. El pueblo desprecia a esta última por sus extravagancias y su escandalosa vida privada. Por si fuera poco, a partir se 1866 asistimos a una nueva etapa de crisis económica, escasez y paro. Poco a poco unionistas, progresistas e incluso republicanos y demócratas se reúnen secretamente para conspirar contra la reina y para provocar un cambio de régimen (Pacto de Ostende).
3. Las Guerras Carlistas.
En 1833 murió Fernando VII dejando el trono a su hija, Isabel, menor de edad. Rápidamente, los defensores más rancios del Antiguo Régimen rechazaron a la infanta y apoyaron en cambio a don Carlos María Isidro, el hermano del fallecido monarca. Así, el país se hundió en una sangrienta guerra civil, que tuvo sobre todo como escenario el País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia.
Los sectores más ultraconservadores de la sociedad española apoyaron el carlismo: casi toda la Iglesia y la nobleza más rancia querían que siguiera existiendo a toda costa la vieja sociedad estamental y el sistema feudal con sus viejas costumbres (señoríos, mayorazgos, manos muertas): incluso pretendían que se mantuvieran o recuperaran los fueros de los antiguos reinos peninsulares; de ahí que el carlismo triunfara precisamente en aquellas regiones españolas que, o bien seguían manteniendo una legislación distinta de la castellana, o bien la habían poseído tiempo atrás. Pero los carlistas obtuvieron además un fuerte apoyo de los pequeños artesanos, empobrecidos ahora por la competencia de los grandes empresarios, y también que los campesinos, que con las reformas liberales y la desamortización podían ser expulsados de sus parcelas: con los liberales acabaría llegando tarde o temprano el capitalismo, un sistema que podía ser aún más salvaje y brutal que el propio feudalismo.
La reina María Cristina, regente entonces, al ver que la nobleza más conservadora se negaba a reconocer como reina a su hija Isabel, no tuvo más remedio que pactar con los liberales, los únicos dispuestos a defenderla. Eso sí, el pacto se realizó con los liberales más moderados, resueltos sólo a realizar reformas bastante tímidas. Este pacto hizo que, al menos en teoría, muriera por fin el Antiguo Régimen en España.
Por su parte, la Guerra Carlista duró seis años. El general Zumalacárregui, principal líder de los carlistas, avanzó desde el norte con su ejército y llegó casi a las puertas de Madrid, aunque la capital resistió y al final tuvo que regresar al norte.
En 1835 murió Zumalacárregui. Poco después los liberales, al mando del general Espartero, vencieron a los carlistas en 1836. Finalmente, en 1839 el general Maroto, un carlista moderado, acabó firmando la paz con los liberales (Convenio de Vergara) a cambio de que el País Vasco y Navarra siguieran conservando sus fueros.
No obstante, el problema carlista no concluyó con esta victoria. Una vez muerto el infante don Carlos, sus sucesores establecieron una especie de dinastía carlista que siguió aspirando al trono español. En 1847, reinando ya Isabel II, tuvo lugar en el norte de España un nuevo levantamiento conocido como “Guerra dels Matiners”, que ocasionó grandes problemas a los liberales y que duró muchos años. También en 1872, los carlistas se alzaron de nuevo, primero contra Amadeo de Saboya, luego contra la Primera República y más adelante contra Alfonso XII. Esta tercera guerra carlista no terminó hasta 1876, y una de sus consecuencias fue que Navarra y el País Vasco acabaron por perder sus fueros. Por último, en 1898, y aprovechando el descontento provocado por la pérdida de Cuba, tuvo lugar una nueva rebelión carlista, esta vez de corta duración y con muy poco éxito.
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Manifiesto de Manzanares
(7 julio 1854)
Españoles: La entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos el ejército liberal; el esfuerzo de los soldados que le componen, tan heroicamente mostrado en los campos de Vicálvaro; el aplauso con que en todas partes ha sido recibida la noticia de nuestro patriótico alzamiento, aseguran desde ahora el triunfo de la libertad y de las leyes que hemos de defender.
(…) Día es, pues, de decir lo que estamos resueltos a hacer en el de la victoria. Nosotros queremos la conservación del Trono, pero sin la camarilla que le deshonra (…), queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales mejorándolas, sobre todo, la electoral y la de la imprenta (…), queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y el merecimiento (…), queremos arrancar a los pueblos de la centralización que les devora, dándoles la independencia local necesaria para que se conserven aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y plantearemos bajo sólidas bases la Milicia Nacional. Tales son nuestros intentos, que expresamos francamente sin imponerlos por eso a la Nación. Las Juntas de gobierno que deben irse constituyendo en las Provincias libres, las Cortes generales que luego se reúnan, la misma Nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida.
Cuarte general de Manzanares, a 7 de julio de 1854.-El general en jefe de ejército constitucional, Leopoldo O’Donnell, conde de Lucena.
ANÁLISIS DEL TEXTO Y CUESTIONES:
- Clasifique el texto explicando: tipo de texto, circunstancias concretas en las que fue escrito, destino y propósitos por los que se escribió. (Puntuación máxima: 1 punto).
- Indique y explique las ideas que aparecen en el texto y resuma su contenido. (En ningún caso se puntuará la repetición o simple glosa del texto)(Puntuación máxima: 1 punto).
- Responda a las siguientes cuestiones (Puntuación máxima: 2 puntos por cuestión)
- Explique la evolución y los logros más importantes de la etapa histórica que inaugura el triunfo de este alzamiento.
- Motive las causas que durante tal etapa desembocaron en una desamortización indicando los bienes a los que afectó y el mecanismo desamortizador arbitrado
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TEXTO 5.- MANIFIESTO DE MANZANARES
Españoles: La entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos del Ejército liberal; el esfuerzo de los soldados que le componen, tan heroicamente mostrado en los campos de Vicálvaro; el aplauso con que en todas partes ha sido recibida la noticia de nuestro patriótico alzamiento, aseguran desde ahora el triunfo de la libertad y de las leyes que hemos jurado defender.
Dentro de pocos días, la mayor parte de las provincias habrán sacudido el yugo de los tiranos; el Ejército entero habrá venido a ponerse bajo nuestras banderas, que son las leales; la nación disfrutará los beneficios del régimen representativo, por el cual ha derramado hasta ahora tanta sangre inútil y ha soportado tan costosos sacrificios. Día es, pues, de decir lo que estamos resueltos a hacer en el de la victoria.
Nosotros queremos la conservación del trono, pero sin camarilla que lo deshonre; queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales, mejorándolas, sobre todo la electoral y la de imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una estricta economía; queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y los merecimientos; queremos arrancar los pueblos a la centralización que los devora, dándoles la independencia local necesaria para que conserven y aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y plantearemos, bajo sólidas bases, la Milicia Nacional. Tales son nuestros intentos, que expresamos francamente, sin imponerlos por eso a la nación.
Las Juntas de gobierno que deben irse constituyendo en las provincias libres; las Cortes generales que luego se reúnan; la misma nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas, y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida.
Cuartel general de Manzanares, a 6 de julio de 1854.- El general en jefe del Ejército constitucional, Leopoldo O'Donnell, conde de Lucena.
Cuestiones:
1. Localiza y sitúa el texto
2. Partidos políticos: moderados y progresistas
3. Etapas políticas del reinado de Isabel II
4. Las Guerras Carlistas
Cuestión 1. Localiza y sitúa el texto
1.- Clasificación:
El presente texto constituye una fuente primaria -es el Manifiesto de Manzanares- y de carácter público, ya que el destinatario es la nación española. Se difundió rápidamente por el uso del telégrafo. Pretende acabar con los gobiernos corruptos del final de la Década Moderada y atraerse a los liberales progresistas.
2.- Naturaleza:
Es un documento de naturaleza política, en el que el firmante determina las reformas políticas que deben realizarse en España. Es una declaración de intenciones, un manifiesto que exhorta a una revolución política. En determinadas frases se observa el lenguaje típico de los militares que han tenido una gran influencia en la política española a través de los pronunciamientos.
3.- Autor:
Está firmado por el general Leopoldo O´Donnell, pero redactado por Cánovas del Castillo, entonces joven abogado del partido moderado. O´Donnell era un prestigioso militar del sector más liberal del partido moderado, contrario al autoritarismo político de Bravo Murillo.
O´Donnell volverá al poder en 1856 fundando un nuevo partido, la Unión Liberal, en el que participaron moderados y progresistas; era un partido de centro, pues en él coincidían los más progresistas de los moderados y los más moderados de los progresistas. A partir de 1856 y hasta su muerte se alternó con Narváez en la presidencia del gobierno. Cánovas será el gran líder del partido conservador y artífice de la Restauración de Alfonso XII en 1874.
4.- Contexto Histórico:
El texto está fechado en 1854, momento en el que se va a producir el paso de Década Moderada al Bienio Progresista, poniendo fin a un periodo de autoritarismo en el que destacan figuras como Narváez y Bravo Murillo. Tras la caída de éste, se produjo un periodo de crisis de los distintos gobiernos hasta julio de 1854, marcados por la corrupción, debilidad política, enfrentamiento con el sector militar y con los liberales.
Esta situación va a provocar el pronunciamiento de Vicálvaro, población cercana a Madrid, que fracasó en un primer momento. Los progresistas se movilizaron en julio a través de este manifiesto, reivindicando cambios en el régimen político con objeto de iniciar un giro liberal a la situación política del momento: trono sin camarilla, reforma de la Constitución, ley de imprenta, ley electoral,… Los revolucionarios presionaron a la reina Isabel II, que tuvo que llamar para formar gobierno al progresista Espartero, iniciándose el Bienio Progresista de 1854-1856.
5.- Ideas Principales:
El documento es un manifiesto, por lo que, en tono exhortativo, presenta la situación y anima a la rebelión política con el apoyo militar para cambiar dicha situación, presentando un programa de gobierno ambiguo.
- El primer párrafo es una llamada a toda la nación para sumarse a la sublevación que O´Donnell inició el 28 de junio en Vicálvaro. Habla del “ejército liberal”; el texto quiere dejar claro que el pronunciamiento se hace basándose en las ideas liberales. ”Campos de Vicálvaro” (Madrid), donde se inició el levantamiento. ”Patriótico alzamiento”, frase alusiva a que la sublevación es un alzamiento militar que se justifica por el amor a la patria.
- El segundo párrafo, desde ”la mayor parte..." hasta "yugos de los tiranos”, se refiere a la Década Moderada (1844-1854), en la que España estuvo gobernada por personas autoritarias.
- El tercer párrafo constituye el programa de los sublevados. ”Queremos la conservación del trono”, no pretenden derrocar la monarquía, pero deseaban acabar con la corrupción de la camarilla palaciega. El reinado de Isabel II estuvo mediatizado por la influencia de su madre y de varios personajes de la Corte, entre ellos, el padre Claret (su confesor) y sor Patrocinio, la monja de las llagas, por eso era conocida como la “Corte de los Milagros”.
- Reformas políticas “electoral, de imprenta”, se refiere a volver a ampliar derechos y libertades, principios demandados por los liberales progresistas. Pretenden modificar la Constitución de 1845, que tenía un sufragio muy restringido, y la ley de imprenta, para evitar las publicaciones que sobre la vida íntima de la reina se estaban haciendo.
- “Rebaja de impuestos”, exigen reducir los impuestos indirectos, los llamados “consumos”, sobre los artículos de primera necesidad; se pide su rebaja porque perjudicaban a la población, sobre todo a los más pobres.
- “Que se respeten los empleos militares y civiles... merecimientos”, los principios de mérito y capacidad son propios del liberalismo, no se estaban respetando por el favoritismo que se vivía en torno a las camarillas de Isabel II.
- “La centralización… local”, uno de los objetivos del pronunciamiento era acabar con la centralización de las instituciones locales que había en ese momento.
La ley de Administración Local de 1845, establecía un fuerte control de los Ayuntamientos por parte del Gobierno, ya que éste nombraba a los alcaldes de las capitales de provincias y municipios de más de 2000 habitantes, y los gobernadores civiles a los alcaldes de poblaciones más pequeñas. Es una petición de los sectores más progresistas.
- ”Restitución de la Milicia Nacional”, organización de origen liberal formada por ciudadanos armados, voluntarios, distinto del ejercito, había sido suprimida en la Constitución moderada de 1845.
- El ultimo párrafo hace referencia al proceso revolucionario, se constituirán Juntas de Gobierno (igual que en la guerra de la Independencia) en distintas ciudades, que deberán levantarse contra el gobierno, para después convocar unas Cortes Generales que elaborasen una nueva Constitución.
6.- Conclusión:
El Manifiesto consiguió que los progresistas se rebelaran, extendiéndose a diversas ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia). Así, un levantamiento que empezó protagonizado por políticos y militares moderados acabó siendo protagonizado por los progresistas. La reina Isabel II llamó a Espartero a formar gobierno, que lo ejerció durante el Bienio Progresista, hasta que el propio O´Donnell consiga presionar a la reina para que lo destituya y hacerse él con el poder. Acontecimientos que demuestran la excesiva presencia del elemento militar en las cuestiones políticas a lo largo del siglo XX y será Cánovas del Castillo quien, en 1874, aleje del ejercicio del poder político a los militare
Cuestión 2. Partidos políticos: moderados y progresistas
La insuficiencia de las reformas de Martínez de la Rosa, en un contexto de guerra civil contra los carlistas, llevó a que los liberales terminaran por escindirse en dos grupos: moderados y progresistas. La guerra civil culminó la división del liberalismo español, iniciada en el Trienio Liberal. Los Moderados y Progresistas van a protagonizar el proceso político entre 1833 y 1868, aunque los progresistas sólo participaron en periodos cortos y siempre a raíz de un pronunciamiento militar apoyado por una insurrección popular.
Los liberales moderados plantearon un programa mucho más conservador:
- Se definían como personas de orden y autoridad fuerte.
- Defendían el principio de soberanía compartida entre las Cortes y la Corona, a la que otorgaban amplios poderes (nombrar ministros, disolver las Cortes, vetar leyes...).
- El poder Legislativo también residía en la Corona y en las Cortes bicamerales.
- Mantenimiento de la religión católica como única y oficial.
- Rechazo de las reformas que pusieran en cuestión sus propiedades, veían el exceso de libertad como un peligro al poder ser utilizada por las clases populares. No obstante, tras las desamortizaciones realizadas por los progresistas, no trataron de devolver sus propiedades al clero o a los ayuntamientos.
- Sufragio censitario restringido.
- Designación de los ayuntamientos por el gobierno central.
- Supresión de la Milicia Nacional.
- Su apoyo social residía en las clases altas del país: terratenientes, grandes industriales, burguesía financiera y comercial, intelectuales conservadores, alto clero y altos mandos militares.
- Sus principales dirigentes fueron Martínez de la Rosa, el general Narváez y Alejandro Mon, Bravo Murillo y Donoso Cortés.
- Este programa se concretó en la Constitución de 1845 y la Ley electoral de 1846.
Los liberales progresistas, antiguos exaltados, mantendrán hasta 1868 el siguiente ideario:
- Limitación del poder de la Corona (tendrá un papel moderador) y predominio de las Cortes.
- Defendían el principio de soberanía nacional.
- Ampliación del sistema de libertades.
- Defensores de reformas radicales como la desamortización de los bienes eclesiásticos y de los ayuntamientos.
- Ampliación del cuerpo electoral. Defienden un voto censitario más amplio.
- Elección popular de alcaldes y concejales en los ayuntamientos.
- Liberalismo económico y reducción de la protección arancelaria.
- Constitución de un cuerpo armado, la Milicia Nacional, como garante de las libertades.
- Se consideraban como los “defensores de la libertad”.
- Los progresistas concentraron su apoyo social en las clases medias urbanas: artesanos, tenderos, empleados, la oficialidad media del ejército.
- Sus principales dirigentes fueron Espartero, Mendizábal, Madoz y Prim.
A lo largo del reinado de Isabel II y la regencia de su madre María Cristina solo estuvieron en el poder durante breves períodos: 1835-1844 y 1854-56 (Bienio progresista). La mejor concreción de su programa fue la Constitución de 1837.
De estos dos partidos políticos nacerán nuevos partidos, como la Unión Liberal de O’Donnell en 1854, que aglutina elementos moderados y progresistas. En 1849, el ala más radical de los progresistas se escinde y surge el Partido Demócrata, de tendencia más radical, que defendía el sufragio universal; de este partido surgirá en 1869 el Partido Republicano de Pi i Margall.
Cuestión 3. Etapas políticas del reinado de Isabel II
ESQUEMA - RESUMEN
|
|
Años |
Gobiernos |
Minoría de edad de Isabel II
|
Regencia de Mª Cristina
1833-1840 |
Gobiernos de Transición
1833-1835 |
División de Liberales: Moderados y Progresistas |
Progresistas
1835-1837 |
1835 - Malestar social: Juntas disueltas por Toreno 1835 - Mendizábal: desamortización de los bienes del clero. - la reina lo destituye. 1836 - “Sargentada de la Granja “ 1836 - Calatrava Presidente de Gobierno. Mendizábal, ministro de Hacienda. Implantación del Sistema Liberal. Reformas: - Agrarias: - disolución del régimen señorial. - desvinculación de mayorazgos. - desamortización bienes del clero. - Liberalización de la economía - Constitución de 1837.Progresista - Ley de Imprenta y Ley Electoral más amplia. |
||
Moderados
1837-1840 |
|
||
Espartero |
Progresistas
1840-1843 |
|
Mayoría edad de Isabel II |
Década Moderada. Narváez
1844-1854
|
|
Bienio Progresista Espartero
1854-1856
|
|
|
Unionistas O´Donnell
1856-1863
|
- expedición a Indochina - intervención en México - campaña de Marruecos, Ifni y Ceuta
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Moderados Narváez
1863-1868 |
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A. Minoría de edad de Isabel II. 1833-1843
A.1.- Regencia de Mª Cristina. 1833-1840
- Primeros Gobiernos de Transición. 1833-1835
- Progresistas. 1835-1837
- Moderados. 1837-1840
A.2.- La Regencia de Espartero. 1840-1843
B. Mayoría de edad de Isabel II. 1843-1868
B.1.- Década Moderada.1844-1854. Narváez. Bravo Murillo
B.2.- Bienio Progresista. 1854-1856
B.3.- Unión Liberal. 1856-1863. O’Donnell
B.4.- Moderados. 18636-1868. Narváez
El reinado de Isabel II supone el paso de una monarquía absoluta a un estado burgués parlamentario, durante el cual se van desmantelando las estructuras socioeconómicas del Antiguo Régimen, a la par que se va organizando el sistema capitalista moderno.
A. MINORÍA DE EDAD DE ISABEL II
A.1.- La Regencia de Mª Cristina (1833-1840)
1.1. Primeros gobiernos de Transición
El primer gobierno de la regencia, presidido por Cea Bermúdez, absolutista moderado, fue partidario de hacer reformas administrativas, no políticas, la más importante de las cuales fue la división provincial de España en 49 provincias llevada a cabo por Javier de Burgos, ministro de Fomento. La división actual en 50 se hizo durante la dictadura de Primo de Rivera, cuando se dividió Canarias en dos provincias.
Pero el estallido de la guerra carlista y la necesidad de ampliar los apoyos sociales de Isabel II forzaron a un pacto con los liberales moderados. En 1834 Martínez de la Rosa fue nombrado jefe del gobierno. Entre sus medidas destacan una amplia amnistía para los liberales y la disolución de la jurisdicción gremial, que favoreció la libertad de fabricación y comercio. Pero la más importante de todas fue el Estatuto Real, en 1834, una Carta Otorgada que concedía ciertos derechos y libertades políticas, pero sin reconocer el principio de soberanía nacional. Establecía unas Cortes bicamerales, formadas por un Estamento de Próceres, formado por altos cargos eclesiásticos, nobles y grandes propietarios nombrados por la Corona con carácter vitalicio y un Estamento de Procuradores, elegidos por sufragio censitario (el 0,15% de los ciudadanos). Las Cortes sólo tenían funciones consultivas y votaban los impuestos, pero la iniciativa legislativa quedaba en manos de la Corona. La monarquía deja de ser absoluta y se abre paso hacia el régimen liberal.
Pronto se hizo evidente que estas reformas eran insuficientes, ya que marginaban a la inmensa mayoría de la sociedad. El malestar social se manifestó en el verano de 1834: se desató una epidemia de cólera y corrió el rumor en Madrid de que los frailes habían envenenado las aguas, por lo que las clases populares asaltaron los conventos, asesinando frailes, en una primera oleada de violencia anticlerical que se extendió a otras capitales ante la falta de reacción del gobierno. En el verano de 1835 hubo nuevos disturbios, especialmente violentos en Barcelona, donde los obreros quemaron la fábrica de Bonaplata. Los levantamientos populares se extendieron a otras ciudades (Zaragoza, Cádiz, Sevilla, Valencia, etc.), formándose juntas revolucionarias disueltas por Toreno.
1. 2. Progresistas
Mª Cristina, asustada, para conseguir apoyo popular y recursos financieros para ganar la guerra carlista se vio forzada a llamar a los progresistas a formar gobierno en septiembre de 1835. Juan Álvarez Mendizábal, líder de la oposición progresista, inició importantes reformas: suprimió la Mesta, organizó la Milicia Nacional, abolió los privilegios gremiales y promulgó el decreto de desamortizaciónde los bienes eclesiásticos. El objetivo de la desamortización era iniciar una reforma agraria, conseguir dinero para Hacienda a fin de sostener la guerra civil, castigar a la Iglesia por su apoyo al carlismo y crear un grupo de nuevos propietarios que fueran partidarios del liberalismo.
La Reina gobernadora, presionada por nobleza y clero que pensaban que las reformas habían ido demasiado lejos, destituyó a Mendizábal. Pero en el verano de 1836 estallaron de nuevo revueltas populares en las ciudades y un grupo de sargentos se sublevaron en el palacio de La Granja, donde la reina veraneaba, forzándola a restablecer la Constitución de Cádiz y a nombrar un gobierno progresista, presidido por José Mª Calatrava, con Mendizábal como ministro de Hacienda.
Los progresistas continuaron con la reforma agraria, que implicaba la disolución del régimen señorial, de los mayorazgos y la desamortización de bienes del clero. También elaboraron la Constitución de 1837, sus principales características son: soberanía nacional, división de poderes, Cortes bicamerales (Congreso y Senado), elegidas por sufragio censitario pero más amplio que el del Estatuto Real, aconfesionalidad del Estado, no se prohibían otras religiones, aunque el Estado se comprometía a subvencionar al clero, corporaciones municipales elegidas por los vecinos, Milicia Nacional y algunos derechos, como la libertad de imprenta y la de no ser detenido ni preso ni separado del domicilio; nueva Ley Electoral con un sufragio censitario más amplio que el del Estatuto Real -ahora podían votar el 2,4%-.
1.3. Moderados
En las elecciones de septiembre de 1837 ganaron los moderados,que presentaron una Ley de Ayuntamientos que intentaba recortar el poder municipal, dando a la Corona la facultad de nombrar alcaldes en las capitales de provincia. Frente a este proyecto de ley en 1840 estallaron en las principales ciudades motines y levantamientos populares. Mª Cristina llamó al general progresista Espartero para sofocarlos, pero éste se negó a emplear el ejército contra los ayuntamientos progresistas. Mª Cristina dimitió, siendo nombrado Espartero nuevo regente.
A.2.- La Regencia de Espartero (1840-1843)
Baldomero Espartero era un general muy popular, casi un mito entre los españoles por haber conseguido finalizar la guerra carlista en 1839 con el Convenio de Vergara. Pero su forma autoritaria de gobernar le hizo perder apoyos con rapidez, gobernó con su camarilla de ”ayacuchos”.
Con el fin de conseguir apoyo financiero exterior, Espartero impuso en 1842 una política librecambista, abriendo el mercado español a los productos extranjeros, lo que le supuso la enemistad de la burguesía industrial catalana, amenazada por los tejidos ingleses. Barcelona se levantó contra estas medidas y Espartero reaccionó con el bombardeo de la ciudad y una dura represión, lo que hizo aumentar su descrédito y las críticas incluso desde los progresistas. Los moderados aprovecharon para realizar una conspiración, dirigida por el general Narváez, que provocó la dimisión en 1843 de Espartero, quién se exilió a Inglaterra. Las Cortes decidieron adelantar la mayoría de edad de Isabel II, proclamándola reina a los trece años.
B. MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II
B.1.- La Década Moderada (1844-1854)
Con el general Narváez, líder del partido moderado en el gobierno, se inicia la década moderada, aparentemente un periodo estable, pero que tuvo dieciséis gobiernos por la arbitrariedad de la Reina.
El nuevo partido necesita un marco legal, y se aprueba un nuevo texto constitucional, la Constitución de 1845, que refleja el ideario liberal moderado, en la soberanía compartida del Rey y las Cortes, mayores atribuciones al rey, sufragio censitario más restringido, limitación de los derechos de los ciudadanos, catolicismo como religión oficial y Ayuntamientos y Diputaciones sometidos al poder central.
Los acontecimientos principales de su gobierno fueron:
- En 1844 se crea la Guardia Civil con un triple objetivo: defender a las personas, defender las propiedades y reprimir las revueltas. Se suprimió la Milicia Nacional.
- En 1845 se establece un nuevo plan de estudios, con tres niveles educativos (primaria, secundaria y universidad). Esta legislación se completó con la ley Moyano, que no se publicará hasta 1857 por falta de dinero y que será la primera gran ley de educación del país: pretendía que la enseñanza primaria fuera gratuita y obligatoria.
- En 1845 se aprueba la Ley de Ayuntamientos, por la cual los alcaldes son nombrados desde el gobierno, lo que permite el control sobre los municipios y poder evitar posibles insurrecciones.
- En 1845, Alejandro Mon aprueba una reforma fiscal para mejorar el sistema de impuestos y aumentar los ingresos, con impuestos directos e indirectos.
- En 1847, al fracasar un intento de matrimonio de Isabel II con el pretendiente carlista, estalla durante tres años la segunda guerra carlista.
- En 1848 en toda Europa occidental se produce la última oleada revolucionaria burguesa, en la que se mezclan ya peticiones económicas y políticas. En España, Narváez controla cualquier tipo de movimiento, consigue tener plenos poderes y suspende las garantías constitucionales. Como consecuencia del fracaso revolucionario, en 1849, el sector más a la izquierda del partido Progresista se separa y funda el partido Demócrata.
- Continuando con la política de centralismo y unificación, en 1848 se aprueba un Código Penal y un proyecto de Código Civil.
- A partir de 1851, Bravo Murillo se convierte en jefe de gobierno, intenta realizar una reforma en la constitución dando más poderes al gobierno y eliminando la vida parlamentaria En 1851 se firma el concordato entre el Estado y el Papa. Basándose en estos acuerdos, el Estado paraliza la venta de bienes de la Iglesia, se reconoce que el matrimonio católico es el único válido, se cede a la Iglesia el control de la enseñanza y se compromete a subvencionarla. A cambio, la Iglesia se acerca al régimen, acepta los bienes desamortizados y se aleja del carlismo.
- Surgirán críticas hasta en su propio partido, tiene que dimitir y le suceden débiles gobiernos hasta el pronunciamiento del general O’Donnell en 1854.
B.2.- El Bienio Progresista (18554-1856)
En junio de 1854, O’Donnell realiza un pronunciamiento en Vicálvaro, conocido como la Vicalvarada. En sus comienzos, es un simple pronunciamiento de militares cercanos al partido moderado que critican la corrupción, que en principio fracasó, pero los rebeldes se reagruparon y publicaron una proclama, el llamado Manifiesto de Manzanares, que obtuvo un respaldo popular masivo, provocó la revolución en julio y el triunfo del pronunciamiento. El manifiesto fue redactado por Cánovas del Castillo, pero firmado por O’Donnell. Con él se atrae a los progresistas y a través de él se compromete a respetar las leyes fundamentales y a mejorar el sistema electoral. Ante esta situación, Isabel II entrega el gobierno a Espartero, con O’Donnell como ministro de la guerra. En otoño se convocan cortes y los progresistas y el nuevo partido (Unión Liberal de O’Donnell, partido de centro entre moderados y progresistas) obtienen mayoría. Los demócratas y los grupos republicanos son minoría. La coalición frenará las aspiraciones del partido demócrata.
En este periodo se llevan a cabo cuatro hechos importantes:
- La Constitución de 1856, de carácter progresista, que no entra en vigor.
- La desamortización de Madoz, 1855, sobre bienes del Estado y de los ayuntamientos, para conseguir dinero para el ferrocarril.
- Ley del Ferrocarril, 1855. El primer tendido ferroviario se regula en 1844; sólo se habían construido dos tramos (Barcelona-Mataró y Madrid-Aranjuez). La ley de 1855 ofrecía amplios incentivos a las empresas que intervinieran en ella para estimular la inversión, dando como resultado que los especuladores y financieros hicieran enormes fortunas jugando en Bolsa con las acciones ferroviarias, pero no se consiguió estructurar un auténtico mercado nacional (amplias zonas de Andalucía y Galicia quedan aisladas).
- Ley de sociedades bancarias. Se reorganiza el sistema financiero, permitiéndose la creación de Sociedades Anónimas de Crédito. Igualmente se aprobó la ley de Banca, transformándose el antiguo banco de San Fernando en Banco de España, con funciones oficiales.
El final del Bienio Progresista se produjo por varios hechos. La lentitud de las reformas, una serie de crisis agrícola, como la de subsistencia, huelgas obreras en 1855 (comienzan los movimientos obreros), provocan un descontento hacia el gobierno, desde el carlismo hasta un sector del propio partido progresista. El gobierno se ve obligado a reprimir con violencia estas manifestaciones, se divide ante este hecho, Espartero dimite y la reina, en julio de 1856, encarga a O’Donnell crear gobierno.
B.3.- Unión Liberal (1856-1863) O'Donnell
O’Donnell da un giro en su política y se vuelve más conservador con la fundación de un partido propio, la Unión Liberal, que controló la vida política durante los últimos años del reinado de Isabel II, formado por moderados, cansados de la corrupción y convencidos de la necesidad de ampliar la base social del régimen, y por progresistas, cercanos al moderantismo. O'Donnell y Narváez gobernarán, en diferentes momentos, durante los últimos años del reinado. Este giro se nota en que se adoptó de nuevo la Constitución moderada de 1845. Una de las actuaciones más relevantes del gobierno fue su política exterior, se buscaba recuperar el prestigio internacional y contentar a algunos sectores del ejército. Se llevaron a cabo tres campañas:
- La expedición a Indochina.
- La intervención en México.
- Las campañas militares de Marruecos, donde adquirió gran prestigio el general Prim. Se llega a ocupar Tetuán y aumenta el patriotismo en todo el país. Al final sólo se consigue ampliar el perímetro en torno a Ceuta, y para ello han muerto más de 6.000 soldados.
En 1863 acaban los años de expansión económica y este hecho, junto a los enfrentamientos personale,s provoca la caída de O’Donnel.
B.4.- La vuelta de los Moderados. 1863-1868
Los años que transcurrieron entre 1863-1868 supusieron el retorno de Narváez al poder, gobernando de forma autoritaria, al margen de la Cortes y de todos los partidos políticos. Casi todos los grupos sociales y el Ejército protestaron reclamando un cambio: los partidos progresista, demócrata y republicano recurrieron ya únicamente a la conspiración y sublevación al no poder participar en la vida política. Los estudiantes universitarios también se rebelaron cuando Castelar publicó un artículo muy duro sobre la Corona, el gobierno expedientó a Castelar y ante ello el rector presentó su dimisión. Todo ello provocó los disturbios y enfrentamientos en la noche de San Danielen la que murieron 9 personas, algunos hijos de las elites. La reina se vio obligada a cesar a Narváez y entregó de nuevo el gobierno a O’Donnell.
En junio de 1866 una nueva sublevación, de los sargentos del cuartel de San Gil,en la que participaron, junto a los militares, grupos populares madrileños. O’Donnel llevó a cabo una fuerte represión y ante las críticas, la reina lo sustituyó por Narváez.
En agosto de 1866, los partidos demócratas, republicanos y progresista firman el Pacto de Ostende, en el cual acuerdan derrocar a Isabel II y convocar Cortes Constituyentes por sufragio universal, en donde se tendrá que decidir entre monarquía y república. Tras la muerte de O,Donnell también se adhiere la Unión Liberal. Ante la continua represión y el malestar creciente agravado por la crisis económica, finalmente la revolución de 1868 pone fin al reinado de Isabel II.
Cuestión 4. Las Guerras Carlistas
El carlismo es un movimiento sociopolítico de carácter antiliberal y contrarrevolucionario que apareció en España a comienzos del siglo XIX como rechazo a la implantación de un Estado liberal. Las guerras carlistas se iniciaron ante el conflicto sucesorio a la muerte de Fernando VII y por la existencia de la Ley Sálica, establecida por Felipe V en 1713, por la que se privaba a las mujeres de ser reina, aunque Fernando VII publicó la Pragmática Sanción que derogaba la Ley Sálica, pero no se promulgó. A su muerte se produce un enfrentamiento entre los partidarios de Carlos María Isidro, hermano del difunto rey, favorables al absolutismo y defensores de las tradiciones, llamados carlistas, y los partidarios de Isabel, hija y legítima heredera, los isabelinos o cristinos, ya que ante la minoría de edad de Isabel II se establece la regencia de Mª Cristina.
Así comienza una sangrienta guerra civil, un enfrentamiento entre:
Carlistas: Isabelinos:
Tradicionalistas Liberales
Absolutistas
Antiliberales
Los carlistas defendían la legitimidad de don Carlos, la monarquía absoluta, el mantenimiento del Antiguo Régimen, el catolicismo y la conservación de los fueros tradicionales. Su lema, “Dios, Patria, Fueros y Rey”, resume su ideología. Contaban con el apoyo de parte del clero, pequeña nobleza agraria, parte del campesinado, artesanos arruinados, que ven con recelo las reformas. Se desarrolló en las zonas rurales del norte de España, sobre todo en el País Vasco, Navarra y zonas de Cataluña, Aragón y Valencia.
Los liberales defendían otro modelo político: fin del absolutismo y del Antiguo Régimen, la industrialización, la modernización social y la implantación de Estado Liberal. Contó con el apoyo de la alta nobleza, funcionarios, burguesía de negocios y clases medias ilustradas. Se asentó preferentemente en núcleos urbanos.
La regente Mª Cristina pactó pronto con los liberales como única manera de mantener el trono para su hija, ya que eran partidarios de una monarquía constitucional.
El movimiento carlista desencadenó tres conflictos armados durante el siglo XIX:
- La primera guerra carlista (1833-1839) se inició con el levantamiento de partidas carlistas en el País Vasco y Navarra, y pronto controlaron el medio rural, aunque ciudades como Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Pamplona, permanecerán fieles a Isabel II y al liberalismo.
La vacilación del gobierno permitió a los carlistas, con gran apoyo popular, organizar la guerra con el método de guerrillas lideradas por cabecillas locales que se habían distinguido en la Guerra de la Independencia, hasta que el general Zumalacárregui organiza un ejército en territorio vasco-navarro, y el general Cabrera unifica las partidas aragonesas y catalanas.
Desde el punto de vista internacional, los carlistas recibieron el apoyo de potencias absolutistas como Austria, Rusia y Prusia, y los Isabelinos contaron con el apoyo de Inglaterra, Francia y Portugal, favorables a la implantación de un liberalismo moderado en España.
La muerte de Zumalacárregui, en 1835, durante el sitio a Bilbao, inició una reacción liberal. Don Carlos entró en España y se puso al frente del ejército, dirigiéndose hacia Madrid (la Expedición Real), objetivo que no consiguió.
El general Espartero venció a las tropas carlistas en Luchana en 1836 y el último periodo del conflicto estuvo marcado por la división de los carlistas entre los partidarios de llegar a un acuerdo con los liberales, los transaccionistas, dirigidos por el general Maroto, y los intransigentes, partidarios de continuar la guerra como Cabrera que resistió en el Maestrazgo hasta 1840.
Mediante el Convenio de Vergara, en 1839, los generales Maroto y Espartero firmaron la paz, y acordaron mantener los fueros en las provincias vascas y Navarra e integrar a la oficialidad carlista en el ejército liberal. Las partidas de los intransigentes dirigidas por Cabrera, continuaron la guerra en la zona del Maestrazgo aragonés hasta su total derrota en 1840.
- La segunda guerra carlista (1846-1849), más que una guerra civil, fue una insurrección durante la Década Moderada, pues los carlistas seguían siendo la mayor fuerza opositora al liberalismo. Se centró en la zona del Levante y en Cataluña, se llamó “guerra dels matiners” y, después de algunos triunfos obtenidos por Cabrera , la insurrección fue fácilmente sofocada. Su origen se debió al fracasar los intentos de casar a Isabel II con el pretendiente carlista, Carlos VI (hijo de Carlos Mª Isidro), Isabel II terminó casándose con su primo Francisco de Asís de Borbón.
- La tercera guerra carlista (1872-1876), se inició una vez destronada Isabel II, ya en el Sexenio Revolucionario. Beneficiados por el clima de libertad que introdujo la revolución de la “Gloriosa”, el carlismo había revivido como fuerza política. Pero la llegada de Amadeo de Saboya provocó la insurrección armada. El pretendiente era Carlos VII, y el conflicto se prolongó durante cuatro años, se localizó en Cataluña, Maestrazgo y País Vasco. La guerra acabará con la definitiva derrota del carlismo, ya durante los primeros años del reinado de Alfonso XII, y con la abolición de los fueros al imponerse la centralización política.
A partir de este momento, los carlistas se dividen y abandonan las armas definitivamente. Unos acaban reconociendo a Alfonso XII y se integran en el sistema. Otros, que siguen a Nocedal, mantuvieron su ideología tradicional y antiliberal, y acabaron creando un partido, el partido carlista que, con cambios ideológicos importantes, ha llegado hasta nuestros días.
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